El guión de EVEN THE RAIN ha recorrido un largo camino durante varios años. Paul comenzó con una historia ambientada íntegramente en la época de Cristóbal Colón, contando sus viajes y sus primeros años en el «Nuevo Mundo», y continuando con Bartolomé de las Casas. Era una historia muy centrada y emocionante, pero Paul decidió ir más allá, traerla a la actualidad, y relacionar tanto la explotación como la resistencia indígena promulgada y encontrada por los españoles en el siglo XVI con la situación contemporánea en América Latina. La Guerra del Agua, que tuvo lugar en Cochabamba en el año 2000, constituyó un ejemplo perfecto de resistencia civil a la privatización de un bien más valioso que el oro: el agua. El guión de Paul consigue unir pasado y presente en una historia de rodaje de una película de época en Bolivia que se ve interrumpida cuando estalla el conflicto del agua. Dirigir el guión de Paul supuso un enorme y apasionante reto: hacer tres películas en una. En primer lugar, un drama de época, en segundo lugar la historia casi contemporánea del conflicto del agua y, por último, una película que conectara el propio rodaje con los viajes personales de los protagonistas, Sebastián y Costa, y las decisiones que se ven obligados a tomar. Mantener la tensión y el drama dentro de cada una de estas tres historias y entre ellas, y llevar al público de una a otra fue el mayor desafío. Pero, en realidad, esta complejidad fue un regalo: rara vez se le da a un director una historia tan original, con personajes tan convincentes y de múltiples capas, y que resuena tan ricamente con uno de los conflictos más cruciales de este siglo.Dada la complejidad del guión, era prioritario destacar el viaje personal de Costa, su evolución y su relación con Daniel, interpretado por el boliviano Juan Carlos Aduviri, el personaje que le afecta más directamente. Durante el rodaje y el montaje, siempre traté de encontrar esos momentos que mostraran esa evolución, a veces nada más que una mirada, un momento de soledad, un silencio. Tuve muy claro desde el principio que el corazón emocional (y la fuerza) de la película surgiría del conflicto de estos dos personajes destacados y de la percepción que Costa desarrolla de la realidad de Daniel: una realidad mucho más dura, mucho más difícil que la suya. Aunque ya había trabajado con actores no profesionales, el reto aquí era de escala. No se trata de dos o tres actores no profesionales, sino de 20 o 30, algunos de ellos como protagonistas y no como extras. Para mí, el esfuerzo se vio plenamente recompensado: cuando el reparto es bueno, las interpretaciones poseen una gran verdad, resultan muy conmovedoras y verdaderamente auténticas. Y cuando se suman profesionales generosos como Gael, Luis y Karra, los resultados son muy convincentes. Tengo que decir que los extras bolivianos estuvieron impresionantes. Actuaron maravillosamente y tantas veces como fue necesario, con un entusiasmo incansable sin el cual la película no tendría ni la mitad de la vida que tiene.En definitiva, INCLUSO LA LLUVIA es, con mucho, la película más complicada que he hecho. Ha sido una aventura y un gran reto para todos los implicados, pero muy emocionante. ¿Cómo se come un elefante? Mordisco a mordisco, como dice el refrán. ¿Cómo se rueda una película con tantos extras, personajes y tanta acción? Plano a plano. Así es como lo afronté, planificando meticulosamente cada escena, haciendo un casting y dirigiendo individualmente a todos los extras, trabajando frase a frase con actores que nunca habían actuado antes, y contando con un reparto y un equipo extraordinario, tanto español como boliviano.