La papila de Vater, por diminuta que sea, constituye el nido de una gran variedad de trastornos clínicos. Debido a su ubicación crucial en la confluencia de los conductos biliares y pancreáticos, muchos de estos trastornos clínicos conducen a un impedimento del flujo de las secreciones del hígado y el páncreas. Así, la mayoría de los trastornos papilares sintomáticos se presentan con un conglomerado de síntomas bastante predecible y monótono. Las presentaciones clínicas comunes de los trastornos papilares incluyen dolor abdominal, ictericia, fiebre, prurito y pancreatitis. En raras ocasiones, también puede observarse una hemorragia gastrointestinal que provoque anemia y pérdida de peso. La llegada de la CPRE reavivó el interés por las enfermedades de la papila. La papila duodenal mayor es ahora más accesible que nunca. El endoscopista puede visualizar la papila en cuestión de minutos y tomar una muestra de tejido adecuada mediante diferentes técnicas de biopsia. Así, el diagnóstico definitivo es posible en la mayoría de los pacientes con tumores papilares. Junto con la CPRE, la miniaturización de un sistema de perfusión con una conformidad mínima nos permitió evaluar con precisión la dinámica del esfínter de Oddi (SO). Esto, a su vez, nos proporcionó una gran cantidad de información sobre la fisiología del esfínter de Oddi. Además, la manometría de la CPRE hizo resurgir el interés por la disfunción del SO, especialmente la estenosis papilar. Recientemente se han identificado varias anomalías manométricas características. Por último, la introducción de la esfinterotomía endoscópica (EE), hace casi una década, abrió un nuevo capítulo en el enfoque terapéutico de los trastornos papilares. Si bien la técnica se aplicó inicialmente en el tratamiento de los cálculos del conducto biliar común en pacientes postcolecistectomía que presentaban un alto riesgo operatorio, las indicaciones de la EE aumentaron constantemente durante la última década. La experiencia adquirida a lo largo de los años nos ha llevado a convencernos de que la EE es igualmente eficaz en el tratamiento de diversos trastornos papilares, como la fístula coledocoduodenal, el coledocele, los tumores papilares y la disfunción del SO. Más recientemente, otros procedimientos auxiliares como la inserción de endoprótesis han surgido como otra modalidad terapéutica útil. Estas endoprótesis biliares internas han demostrado ser adecuadas para establecer el drenaje biliar en las neoplasias ampulares cuando el abordaje quirúrgico se considera arriesgado.