David O’Connell es un escritor e ilustrador que vive en Londres, Reino Unido. Su primer libro fue Monster & Chips, el primero de una serie de divertidas (y repugnantes) aventuras del ‘hooman’ Joe Shoe mientras trabaja en el Monster Diner del simpático monstruo Fuzzby Bixington. Después colaboró con Sarah McIntyre en el libro ilustrado Jampires, inspirado en un cómic que improvisaron juntos. También ha colaborado con Sam Watkins, Francesca Gambatesa y Tom Nicoll. Su última serie es The Dundoodle Mysteries, ilustrada por Claire Powell.
Estamos encantados de dar la bienvenida a David al CBC como tutor de nuestro curso Writing a Children’s Picture Book. Su amiga y coautora de Jampires, Sarah McIntyre, es la tutora del curso Ilustración de un libro ilustrado para niños, y juntas imparten nuestro curso combinado de Escritura e Ilustración de un libro ilustrado para niños. Aquí David da algunos consejos para ayudarte a ganar confianza, desarrollar tus ideas y empezar a escribir tu propio libro ilustrado para niños:
Cada escritor ha tomado un camino diferente para llegar a la publicación, y no hay reglas fijas sobre cómo hacerlo. La gente suele dar por sentado que escribir libros ilustrados debe ser un camino fácil, ya que son cortos y poco complicados, con personajes sencillos. Esto es INCORRECTO: los álbumes ilustrados son una de las cosas más difíciles de escribir, y están cuidadosamente elaborados. Cada palabra se selecciona y examina meticulosamente. Y así es como debe ser: ¿cuántos de nosotros recordamos todavía un cuento favorito de la infancia? Un álbum ilustrado puede ser el primer contacto de un niño con los libros y la lectura, un escaparate de nuevas ideas y experiencias, con imágenes que le transportan por todo el mundo (y más allá). Un libro ilustrado puede causar una impresión que dure toda la vida. Trátelo con respeto.
Aquí tiene mis consejos:
1. Termina la historia. Esto puede parecer una tontería, pero marca la diferencia entre un escritor y alguien que quiere escribir. Lleva tu historia al papel. Usa las palabras que quieras, hazla tan larga como quieras. Olvídate de la gramática. Simplemente escribe la historia y termínala, con un final adecuado y satisfactorio. La elaboración viene a continuación. Con la experiencia, editarás sobre la marcha.
2. Crea personajes que interesen a tus lectores. No importa si tu personaje principal es un niño, una princesa, un extraterrestre o un pato: lo que quieres es que caigan bien a tus lectores. El lector emprende un viaje con el personaje, y éste se enfrentará al mundo que le rodea y tendrá que enfrentarse a él. Quieres que tus lectores apoyen al niño/princesa/alienígena/pato durante todo el viaje, así que asegúrate de que el personaje es entrañable, pero también, y esto es muy importante, creíble. A veces resulta útil crear un perfil de personaje al que se puede recurrir, detallando la personalidad y las peculiaridades, para asegurarse de que el comportamiento del niño/princesa/alien/pato es coherente a lo largo del relato.
3. Recuerde que hay imágenes. Los libros ilustrados son una asociación entre un escritor y un ilustrador. El ilustrador tiene un papel igual en la narración de la historia, igual pero complementario. Las ilustraciones no deben ser una repetición de las palabras, sino que deben realzarlas. No hay que cercar al ilustrador con demasiados detalles y descripciones. La historia debe sugerir imágenes, pero no detallarlas. Dé a su ilustrador la libertad de ser creativo y divertirse: cuando se divierte, produce su mejor trabajo.
4. Aproveche el formato. Un libro ilustrado puede estar lleno de imágenes brillantes y atrevidas. Pasar la página es un acontecimiento. Aproveche esto también en su escritura. Quieres que el lector esté desesperado por ver qué pasa en la siguiente página y que continúe el libro hasta el final. Elabora tu historia para que los cambios de página tengan el máximo impacto: ¡cada uno de ellos es un cliff-hanger potencial! Esto no sólo sirve para los momentos grandes y dramáticos, sino también para los tranquilos y emotivos.
5. Lee tu historia en voz alta. Mejor aún, haz que otra persona la lea en voz alta. Es más fácil escuchar los errores o las frases que no funcionan. Esto es doble si estás escribiendo una historia con rima. Si te tropiezas con tus propias palabras, tus lectores también lo harán. No olvides que es poco probable que un niño pequeño lea el libro solo. Un padre u otro adulto le leerá (probablemente en repetidas ocasiones). Se trata de una representación en la que el niño puede participar. Un estribillo o coro repetido puede convertirlo en una experiencia compartida entre el lector y el público.
6. ¡Añadir un poco de picante! Con esta idea de actuación en mente, ¿hay lugares en tu historia en los que el texto podría hacerse más interesante, con textura sonora o efectos? Por ejemplo, utiliza «aplastado» en lugar de «roto», «escurrido» en lugar de «corrido»: son más sugerentes visualmente. Para describir una explosión basta con decir «¡BOOM! ¿Y si fuera la única palabra en toda la página? A veces, menos es más cuando se trata de impacto visual.
7. Haga que los comienzos sean atractivos y los finales sorprendentes. Los comienzos y los finales de las historias requieren una atención especial. El principio debe atraer al lector, darle una idea del personaje, del mundo que habita y de lo que está por venir. Eso es mucho para un par de líneas de texto. Con el final, ata todos los hilos sueltos y asegúrate de que tu personaje ha resuelto la historia por sí mismo sin ninguna ayuda externa. Pero siempre es divertido añadir un pequeño giro para dar al lector una última sorpresa o una risa. Esto diferenciará tu historia y hará que el lector vuelva a tu libro una y otra vez.
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Escribir un libro ilustrado para niños
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