Hay un estereotipo persistente de que las personas con autismo son individuos que carecen de empatía y no pueden entender las emociones. Es cierto que muchas personas con autismo no muestran emociones en formas que las personas sin la condición reconocerían.
Pero la noción de que las personas con autismo generalmente carecen de empatía y no pueden reconocer los sentimientos es errónea. Sostener este punto de vista puede distorsionar nuestra percepción de estos individuos y posiblemente retrasar los tratamientos eficaces.
Nos volvimos escépticos de esta noción hace varios años. En el curso de nuestros estudios sobre habilidades sociales y emocionales, algunos de nuestros voluntarios de investigación con autismo y sus familias nos mencionaron que las personas con autismo sí muestran empatía.
Muchos de estos individuos dijeron que experimentan una empatía típica, o incluso excesiva, en ocasiones. Uno de nuestros voluntarios, por ejemplo, describió con detalle su intensa reacción empática ante la angustia de su hermana en un funeral familiar.
Sin embargo, algunos de nuestros voluntarios con autismo coincidieron en que las emociones y la empatía les resultan difíciles. No estábamos dispuestos a obviar esta discrepancia con la explicación, siempre disponible, de que las personas con autismo son diferentes entre sí. Queríamos explicar la diferencia, en lugar de limitarnos a reconocerla.
Así que investigamos el solapamiento entre el autismo y la alexitimia, una condición definida por la dificultad para comprender e identificar las propias emociones. Las personas con altos niveles de alexitimia (que evaluamos con cuestionarios) pueden sospechar que están experimentando una emoción, pero no están seguros de cuál es. Pueden estar tristes, enfadados, ansiosos o simplemente acalorados. Alrededor del 10 por ciento de la población en general -y alrededor del 50 por ciento de las personas con autismo- tiene alexitimia.
Ignorancia de la ira
Es tentador pensar que tener autismo provoca de algún modo la alexitimia, pero conviene recordar que se puede tener autismo sin alexitimia y viceversa. Además, aunque hay tasas más altas de alexitimia en personas con autismo, hay tasas igualmente altas en personas con trastornos alimentarios, depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia y muchas otras condiciones psiquiátricas y neurológicas.
¿Entonces puede la alexitimia explicar por qué algunos individuos con autismo tienen dificultades con las emociones y otros no? Tal vez sea la alexitimia, y no el autismo, la causa de las dificultades emocionales de las que nos hablaron algunos de nuestros participantes, las dificultades que la gente suele suponer que se dan en todas las personas con autismo.
Para averiguarlo, medimos la empatía por el dolor ajeno en cuatro grupos de personas: individuos con autismo y alexitimia; individuos con autismo pero sin alexitimia; individuos con alexitimia pero sin autismo; e individuos sin autismo ni alexitimia.
Encontramos que los individuos con autismo pero sin alexitimia muestran niveles típicos de empatía, mientras que las personas con alexitimia (independientemente de si tienen autismo) son menos empáticas. Por lo tanto, el autismo no está asociado a la falta de empatía, pero la alexitimia sí.
Sin embargo, las personas con alexitimia pueden seguir preocupándose por los sentimientos de los demás. La incapacidad de reconocer y comprender la ira puede dificultar la respuesta empática a la ira específicamente. Pero los individuos alexitímicos saben que la ira es un estado negativo y les afecta que los demás se encuentren en este estado. De hecho, en una prueba separada que realizamos el año pasado, las personas con alexitimia mostraron más angustia en respuesta a presenciar el dolor de otros que los individuos sin alexitimia.
Afrontar los sentimientos
El autismo se asocia con otras dificultades emocionales, como reconocer las emociones de otra persona. Aunque este rasgo es casi universalmente aceptado como parte del autismo, hay poca evidencia científica que respalde esta noción.
En 2013, probamos la capacidad de las personas con alexitimia, autismo, ambas condiciones o ninguna de ellas para reconocer las emociones de las expresiones faciales. De nuevo, encontramos que la alexitimia está asociada a problemas en el reconocimiento de emociones, pero el autismo no. En un estudio de 2012, los investigadores de Goldsmiths, Universidad de Londres, encontraron exactamente los mismos resultados cuando probaron el reconocimiento de emociones utilizando voces en lugar de caras.
Reconocer una emoción en una cara depende en parte de la información de los ojos y la boca. Las personas con autismo suelen evitar mirar a los ojos de otras personas, lo que podría contribuir a su dificultad para detectar emociones.
Pero, de nuevo, queríamos saber: ¿Qué es lo que impulsa la evitación de la mirada, el autismo o la alexitimia? Mostramos películas a los mismos cuatro grupos descritos anteriormente y utilizamos tecnología de seguimiento ocular para determinar qué miraba cada persona en la película.
Descubrimos que las personas con autismo, con o sin alexitimia, pasan menos tiempo mirando las caras que las personas sin autismo. Pero cuando los individuos que tienen autismo pero no alexitimia miran las caras, escanean los ojos y la boca en un patrón similar al de los que no tienen autismo.
Por el contrario, las personas con alexitimia, independientemente de su estado de autismo, miran las caras durante un tiempo típico, pero muestran patrones alterados de escaneo de los ojos y la boca. Este patrón alterado podría ser la base de sus dificultades para reconocer las emociones. (Las personas que tengan autismo o alexitimia y quieran participar en nuestros estudios pueden hacer clic aquí para obtener más detalles.)
Reconocimiento de emociones
Creemos que estos resultados, y los otros que hemos encontrado después, desmienten la teoría de que el autismo perjudica el reconocimiento de emociones. Si la gente asume que alguien con autismo carece de empatía, se equivocará aproximadamente la mitad de las veces (porque sólo la mitad de los individuos con autismo tienen alexitimia). Hacer esta suposición es injusta y puede ser perjudicial.
Además, nuestro trabajo demuestra que necesitamos urgentemente herramientas para ayudar a los individuos que tienen tanto autismo como alexitimia a entender sus propias emociones y las de los demás. Mientras tanto, las personas con autismo que no tienen alexitimia podrían centrarse en aprovechar sus fortalezas emocionales para mitigar las dificultades sociales asociadas con la condición.
Al mismo tiempo, la alexitimia no impide actuar de manera prosocial y moral. De hecho, uno de nuestros estudios muestra exactamente esto en individuos con autismo. Aunque las personas que tienen alexitimia pero no autismo consideran aceptable decir cosas hirientes a los demás, las personas que tienen tanto autismo como alexitimia no lo hacen. Creemos que las personas con autismo utilizan otra información (como las reglas sociales) para decidir si lo que dicen será hiriente, en lugar de basarse en su comprensión de las emociones.
Recomendamos que los investigadores pongan a prueba algunas de las suposiciones básicas sobre las capacidades de las personas con autismo. Es importante que intenten separar el impacto del autismo del de las condiciones como la alexitimia que frecuentemente lo acompañan.
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Este artículo se reproduce con permiso de spectrumnews.org. El artículo fue publicado por primera vez el 12 de julio de 2016.