Ir al baño en un avión es tan emocionante como una colonoscopia. Pero si te gusta pedir un cóctel o dos en un vuelo, este es un rincón del avión del que no puedes escapar.
Sin embargo, mientras estás allí, un millón de preguntas probablemente saltan a tu mente: ¿Qué pasa con el aviso que dice «No tirar de la cadena mientras se está sentado»? ¿Por qué las descargas son tan ruidosas? ¿Por qué el agua del inodoro es azul? ¿Realmente cae caca congelada del cielo?
Pues bien, nos hemos hecho esas preguntas y hemos obtenido las respuestas. Aquí tienes todo lo que querías saber (o quizás no querías saber) sobre la sala más infravalorada (y más activa) del avión.
Lavabo moderno
Cuando vuelas, la cabina presurizada puede dar ganas de hacer caca. En un vuelo medio de larga distancia de un 747 (digamos un 747-400 con 416 asientos en una disposición típica de tres clases), el pasajero medio va al baño 2,4 veces durante un vuelo, produciendo 230 galones de residuos, casi el volumen de un jacuzzi para cuatro personas.
Eso es mucha caca, y se necesita un milagro de la ingeniería para manejarla toda.
Ahí es donde entra en juego la descarga del inodoro del avión, un ruido tan fuerte que es como si la taza del inodoro se abriera hacia el cielo para liberar su contenido. No es de extrañar que los rumores digan que la fuerza de la descarga es lo suficientemente fuerte como para succionar las entrañas de tu trasero.
El fuerte ruido es ciertamente sorprendente, y ciertamente no es nada como cuando tiras de la cadena en tu casa. La mayoría de los inodoros de la casa no vienen con avisos, para empezar. Más notablemente, no hay agua en la taza. Los inodoros en tierra, como el de su cuarto de baño, utilizan sifones para tirar de la cadena: el agua entra en el sifón y desagua por gravedad a un sistema de alcantarillado o a una fosa séptica.
Pero los aseos de los aviones no pueden construirse utilizando sifones porque el agua no puede quedarse en la taza en un avión porque, bueno, se derrama. Antes de los modernos inodoros de hoy en día, los derrames eran un grave problema para los pasajeros cuando los cubos y las botellas eran la norma, aunque, al menos, no era necesario tirar de la cadena.
James Kemper inventó un inodoro para satisfacer las necesidades de la aviación moderna, patentando el inodoro de vacío en 1975. Su invento se instaló en los aviones Boeing en 1982, poniendo remedio a los problemas que el inodoro de sifón no podía resolver, como los derrames. Añadió una taza antiadherente que utilizaba una sustancia azul conocida como Skykem para sustituir el agua y una potente succión de vacío que apenas dejaba restos. Skykem (el principal ingrediente del «hielo azul») ayuda a eliminar los olores y a desinfectar la taza. Además, los inodoros de vacío utilizan mucha menos agua que los inodoros de sifón y son mucho más ligeros y pueden instalarse de varias maneras, lo que los hace más eficientes en términos de combustible y espacio, dos cosas de suma importancia en los aviones.
A dónde va todo
Cuando se tira de la cadena, una trampilla en la base del inodoro se abre y Skykem llena la taza. El fuerte rugido que se oye al tirar de la cadena no es en realidad el material de desecho que sale del avión a la atmósfera, a pesar de las leyendas urbanas: es el vacío que succiona el contenido de la taza sin agua. Y no es un rugido pequeño; la velocidad a la que el contenido sale de la taza se ha cronometrado a una velocidad superior a la de un coche de carreras de Fórmula 1.
Desde el lavabo, los residuos viajan por las tuberías del avión hasta la parte trasera del mismo y permanecen en un depósito al que sólo se puede acceder desde el exterior del avión – los pilotos no pueden vaciar los depósitos durante el vuelo. El tanque es vaciado por camiones de servicio especiales una vez que el avión está a salvo en tierra. (O, en ocasiones, no.) Los camiones conectan una manguera al avión y éste aspira los residuos al camión. Después de vaciar el depósito del avión, se conecta otra manguera a ambos vehículos para limpiar el depósito con un producto desinfectante.
Los 230 galones de residuos de un viaje medio de larga distancia en un 747 equivalen a 0,55 galones por descarga por pasajero, lo que es significativamente menos que los 3,5 galones que gastan los inodoros terrestres por descarga. Pero sigue siendo casi una tonelada de peso extra, o miles de dólares en tasas por sobrepeso de equipaje.
Carga de tonterías
Si bien los lavabos de los aviones venían antaño con avisos de que había que tirar de la cadena mientras se estaba sentado, por muy ridículos que parecieran, no tiene ninguna validez la vieja historia de terror de la mujer obesa a la que le succionaron el interior en el retrete del avión, y nunca se le ha ocurrido a nadie. De hecho, es casi imposible, ya que tu trasero tendría que estar completamente hermético con la taza del váter, lo que no es posible con el asiento del váter impidiendo el vacío.
Y como ahora sabes, los pilotos no pueden expulsar los residuos en pleno vuelo, ni siquiera para aligerar la carga del avión. No sólo es ilegal, sino que no es una función integrada en el avión.
Pero, sí, ha habido varios casos en las últimas dos décadas en los que las casas han sido golpeadas por el hielo azul que cae del cielo. El hielo azul es una combinación de desechos humanos y Skykem que se congela a gran altura y se escapa del tren de aterrizaje de un avión, desprendiéndose más cerca del aterrizaje cuando la temperatura sube. ¿Quién iba a saber que la caca congelada podía causar tanto daño?
¿Qué sigue?
Los inodoros de vacío se utilizan desde hace más de 30 años sin apenas cambios. Pero para los más quisquillosos, el reducido espacio del retrete y las pesadillas sanitarias siguen siendo razones para eludir la llamada de la naturaleza en un vuelo.
Eso podría cambiar pronto. En 2016, Boeing presentó un prototipo de un nuevo inodoro que no solo es más grande que los típicos inodoros de las aerolíneas, sino que también se limpia solo. Después de cada uso, una luz ultravioleta ilumina el inodoro durante tres segundos, matando el 99,99% de los patógenos que quedan. Las luces están colocadas de forma que incidan en todas las zonas importantes, como el asiento del inodoro, el grifo y las encimeras, y el asiento del inodoro se levanta y se cierra durante el saneamiento para que todas sus superficies queden expuestas a la luz ultravioleta. La higienización elimina incluso los olores. El diseño también cuenta con grifos de manos libres, dispensadores de jabón, tapas de basura y un secador de manos sin botones. Boeing también está investigando formas de incorporar un pestillo de puerta sin manos y un sistema de ventilación al vacío para mantener los aseos lo más higiénicos posible.
Ahora, con más conocimientos de los que nunca ha necesitado sobre el trono de porcelana en el cielo, puede embarcar en su próximo vuelo y educar a la gente que tiene demasiado miedo de abandonar su asiento cuando la naturaleza llama. O simplemente puedes decirles que hagan como las 380.000 personas que vieron este vídeo sobre cómo usar el baño en un avión.
Foto de portada de Stuart Dee / Getty Images
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