Las especies de elasmobranquios, que incluyen a los tiburones, las rayas y las rayas, tienen la capacidad de detectar señales electromagnéticas procedentes de los movimientos musculares de otros organismos. Una concentración de poros cerca de las fosas nasales, alrededor de la cabeza y en la parte inferior del hocico, llamada ampolla de Lorenzini, detecta las señales eléctricas emitidas por los organismos vivos. Cuando la luz escasea en las aguas turbias o en las profundidades y la visión está disminuida, este sexto sentido es útil para localizar a las presas. En algunas especies, la electrorrecepción también se utiliza como brújula durante la migración.

En Hawai, los tiburones eran adorados, cuidados y protegidos como un ‘aumakua, o deidad familiar, mientras que otros consideraban a los tiburones como una importante fuente de alimento y herramientas. Los que tenían al tiburón como su ‘aumakua no cazaban ni comían tiburón. Creían que sus antepasados difuntos tomaban la forma de un tiburón, por lo que alimentaban y protegían al tiburón y, a cambio, el tiburón protegía a la familia. Las historias de tiburones son muy frecuentes en la literatura hawaiana y constituyen una lectura fascinante. Como asesor cultural hawaiano del Centro Oceánico de Maui, Kahu Dane Maxwell bendice a cada tiburón que entra o sale del parque.

*Debido a la constante rotación de los animales de vuelta al océano, no se puede garantizar la presencia de ningún animal en concreto.

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