Tratamientos farmacológicos

No existen tratamientos farmacológicos que puedan curar completamente el temblor. Los que están disponibles tienen un efecto limitado y pueden tener efectos secundarios desagradables, incluida la dependencia. Los fármacos más comunes que se recetan para el temblor son los betabloqueantes, como el propanolol, los anticonvulsivos, como la gabapentina, y las benzodiacepinas, como el clonazepam, que ralentizan los mensajes nerviosos del organismo.

Se han investigado fármacos basados en el cannabis para el tratamiento del temblor, pero hay pocas pruebas que apoyen su efecto. El natalizumab mejora el temblor en algunas personas con EM que lo toman como medicamento modificador de la enfermedad.

La toxina botulínica (botox) se ha utilizado con cierto éxito para tratar el temblor intrusivo de cabeza o cara en personas con EM. El botox es una toxina que paraliza temporalmente un músculo que no está bajo control. Con el tiempo desaparece, y es necesario repetir las inyecciones para mantener el efecto.

Tratamientos quirúrgicos

Si su temblor es grave e incapacitante, y no ha respondido al tratamiento farmacológico, la cirugía podría ser una opción. El objetivo de la cirugía para el temblor es cortar los enlaces nerviosos con la zona afectada del cerebro o eliminarla por completo. La talamotomía es la destrucción de una parte o la totalidad del tálamo. La apertura del cráneo para realizar una talamotomía ha sido sustituida en su mayor parte por la estimulación cerebral profunda o la cirugía con métodos no invasivos que no rompen la piel. Las investigaciones demuestran que son tan eficaces como la cirugía y que tienen mejores resultados de seguridad y recuperación.

La estimulación cerebral profunda (ECP) o estimulación talámica, que se ha utilizado con éxito en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, también puede ofrecer un enfoque alternativo para tratar el temblor en la EM. Se implanta quirúrgicamente un fino cable en el cerebro con un generador de impulsos alimentado por una batería y situado cerca de la clavícula. El generador de impulsos envía pulsos eléctricos continuos al cerebro, lo que bloquea las señales nerviosas de esta zona. Tiene un efecto similar al de la extirpación quirúrgica del tálamo, pero es reversible si se interrumpen los pulsos eléctricos. Existe el riesgo de que se produzcan hemorragias en el cerebro con la ECP.

Los procedimientos quirúrgicos no invasivos suenan un poco como si pertenecieran a Star Trek, pero ahora se encuentran con más frecuencia en la práctica médica habitual. La radiocirugía estereotáctica (SRS), también conocida como cirugía con «bisturí gamma», utiliza ondas radiactivas focalizadas para administrar una dosis muy precisa de radioterapia a la zona del cerebro que debe ser destruida.

Un enfoque similar es el ultrasonido focalizado guiado por RM (MRgFUS). Se lleva a cabo en una sala de imágenes de resonancia magnética en lugar de una sala de operaciones, y está bien establecido como tratamiento para los fibromas o el cáncer de próstata. Los ensayos en el Reino Unido sobre el uso de este método para el temblor comenzaron en 2017. El ultrasonido focalizado de alta potencia eleva la temperatura en una región del cerebro seleccionada con precisión, calentando y matando las células seleccionadas mientras se salva el tejido cerebral circundante.

Aunque la cirugía o los procedimientos no invasivos similares suelen tener un efecto beneficioso sobre el temblor, el efecto es bastante variable en la EM. En muchos casos, la cirugía y los procedimientos no quirúrgicos alivian el temblor, pero sólo durante unos meses antes de que reaparezca. No está claro si estos procedimientos afectarán a la progresión de la EM, y puede ser difícil evaluar su éxito.

Su neurólogo o consultor quirúrgico podrá aconsejarle sobre si es un candidato adecuado para la cirugía, y cuál será el resultado probable para usted.

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