La sacarosa, o azúcar de mesa común, es una de las principales materias primas del mundo. En la segunda década del siglo XXI, su producción mundial superaba los 170 millones de toneladas anuales. El inusual tipo de enlace entre los dos grupos hidroxilos anoméricos de la glucosa y la fructosa significa que ni un grupo aldehído libre (en la fracción de glucosa) ni un grupo ceto libre (en la fracción de fructosa) están disponibles para reaccionar a menos que se destruya el enlace entre los monosacáridos; por esta razón, la sacarosa se conoce como un azúcar no reductor. Las soluciones de sacarosa no presentan mutarotación, que implica la formación de un centro asimétrico en el grupo aldehído o ceto. Si se rompe el enlace entre los monosacáridos que componen la sacarosa, el valor de rotación óptica de la sacarosa cambia de positivo a negativo; el nuevo valor refleja los valores de rotación compuestos para la d-glucosa, que es dextrógira (+52°), y la d-fructosa, que es levógira (-92°). El cambio del signo de la rotación óptica de positivo a negativo es la razón por la que la sacarosa se denomina a veces azúcar invertido.
La preparación comercial de la sacarosa aprovecha la estabilidad alcalina del azúcar, y se eliminan diversas impurezas de los extractos crudos de la caña de azúcar mediante un tratamiento con álcali. Tras este paso, los preparados de jarabe se cristalizan para formar el azúcar de mesa. Se «cosechan» sucesivas «cosechas» de cristales de sacarosa, y las últimas se conocen como azúcar moreno. El material residual en forma de jarabe se denomina melaza final de caña o melaza negra; ambas se utilizan en la preparación de antibióticos, como agentes edulcorantes y en la producción de alcohol por fermentación de levadura. La sacarosa se forma tras la fotosíntesis en las plantas mediante una reacción en la que primero se forma el fosfato de sacarosa.
El disacárido trehalosa es similar en muchos aspectos a la sacarosa, pero está mucho menos distribuido. Está compuesto por dos moléculas de α-d-glucosa y también es un azúcar no reductor. La trehalosa está presente en las setas jóvenes y en la planta de la resurrección (Selaginella); tiene un interés biológico considerable porque también se encuentra en el fluido circulante (hemolinfa) de muchos insectos. Dado que la trehalosa puede convertirse en un compuesto de fosfato de glucosa mediante una reacción catalizada por enzimas que no requiere energía, su función en la hemolinfa puede ser la de proporcionar una fuente de energía inmediata, un papel similar al de las formas de almacenamiento de carbohidratos (es decir, el glucógeno) que se encuentran en los animales superiores.