Cuando una persona se estira, la circulación aumenta de forma apreciable. Los músculos que se contraen llevan más sangre al corazón y reponen el oxígeno a los pulmones. El pecho se expande, aspirando más aire. A veces, cuando una persona se estira, también bosteza. Esto también enriquece el torrente sanguíneo con más oxígeno y se siente bien para el cuerpo.
¿Por qué se siente bien? Por varias razones. En primer lugar, el cerebro se despeja y recibe más oxígeno. Esto es especialmente útil cuando se despierta de una noche de sueño, después de una siesta, o incluso después de estar sentado durante un período de tiempo sostenido. Cuando el cuerpo está en reposo utiliza menos oxígeno, la respiración se vuelve más superficial y la sangre circula más lentamente. El estiramiento galvaniza el metabolismo del cuerpo y lo acelera, casi como si subiera un reóstato.
Toda esta actividad libera endorfinas en el cerebro. En algunos casos, las endorfinas estimulan suavemente la misma región del cerebro que se estimula durante un orgasmo, pero a un nivel mucho más bajo. Esto proporciona al cuerpo una leve sensación de euforia acompañada de una sensación de frescura.
Entonces entra en juego la psicología y las emociones. Un estiramiento largo y satisfactorio estimula las emociones y también provoca una leve sensación de bienestar.
¿Todo esto por el simple hecho de estirar? Sí, por eso se siente tan bien y en el momento adecuado del día pocas cosas son tan satisfactorias como un buen y largo estiramiento.