Mil veces seguro te propusiste hacer alguna vez un buen dulce de leche casero artesanal, sin conservantes, cómo lo hacían en la época de la colonia. Un dulce de leche casero que tenga la magia de ver cómo un líquido completamente blanco se transforma en una pasta espesa del color del caramelo y el sabor de un manjar de dioses. No te vamos a mentir. No es facilísimo conseguir el punto perfecto del dulce de leche casero. No porque sea difícil. Todo lo contrario. Porque es demasiado fácil y muchas veces mientras uno lo prepara empieza a dudar: ¿esto es todo? ¿estaré haciendo algo mal? ¿puedo parar de revolver? ¿tengo que dejar la olla y que se haga solo? Cuando algo es tán fácil a la mente humana le cuesta creerlo. Entonces lo único que se requiere es algo difícil de conseguir para muchos de los mortales: paciencia. Sí, señoras y señores. Todo el secreto del perfecto dulde de leche casero a la antigua es ni más ni menos que la paciencia. Porque los ingredientes, por supuestos que son cosas que tenemos a mano: leche y azúcar. La olla, una buena bien pesada, de aluminio, de cobre, de acero inoxidable, de losa o un jarrito lechero, da igual. La cuchara para revolver puede ser de madera, de acero inoxidable o si no tenés cuchara, un palito bien limpio eso sí. Los ingredientes son baratos, cero exóticos ni sofisticados, bien argentinos, bien locales. Por eso, amigos, si quieren experimentar el placer de batir durante horas junto a un fueguito tibio unos cuantos litros de leche azucarada, van a conseguir el más exquisito dulce de leche casero a la antigua que puedan imaginar. ¿Se animan? Si la respuesta es que sí, entonces, manos a la obra, con esta receta de dulce de leche casero a la antigua que les va a quedar delicioso.
11 de junio de 202010:27