La arteriosclerosis cerebral es el resultado del engrosamiento y endurecimiento de las paredes de las arterias del cerebro. Los síntomas de la arteriosclerosis cerebral incluyen dolor de cabeza, dolor facial y problemas de visión.
La arteriosclerosis cerebral puede causar graves problemas de salud. Si las paredes de una arteria son demasiado gruesas o un coágulo de sangre queda atrapado en el estrecho conducto, el flujo sanguíneo al cerebro puede bloquearse y provocar un accidente cerebrovascular isquémico. Cuando el engrosamiento y el endurecimiento son desiguales, las paredes arteriales pueden desarrollar protuberancias (llamadas aneurismas). Si una protuberancia se rompe, el sangrado en el cerebro puede causar un ictus hemorrágico. Ambos tipos de ictus pueden ser mortales.
La arteriosclerosis cerebral también está relacionada con una afección conocida como demencia vascular, en la que pequeños ictus sin síntomas causan daños acumulativos y la muerte de las neuronas del cerebro. Los cambios de personalidad en los ancianos, como la apatía, el llanto, el desconcierto transitorio y la irritabilidad, podrían indicar la presencia de arteriosclerosis cerebral en el cerebro. La tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM) del cerebro pueden revelar la presencia de arteriosclerosis cerebral antes del desarrollo de un accidente cerebrovascular isquémico, un accidente cerebrovascular hemorrágico o una demencia vascular.