Contexto
La pobreza es una de las principales causas de mala salud y un obstáculo para acceder a la atención sanitaria cuando se necesita. Esta relación es financiera: los pobres no pueden permitirse comprar las cosas que son necesarias para la buena salud, incluyendo cantidades suficientes de alimentos de calidad y atención sanitaria. Pero la relación también tiene que ver con otros factores relacionados con la pobreza, como la falta de información sobre las prácticas adecuadas para promover la salud o la falta de voz necesaria para hacer que los servicios sociales funcionen para ellos.
La mala salud, a su vez, es una de las principales causas de la pobreza. Esto se debe en parte a los costes de búsqueda de atención sanitaria, que incluyen no sólo el gasto de bolsillo en atención (como consultas, pruebas y medicamentos), sino también los costes de transporte y cualquier pago informal a los proveedores. También se debe a la considerable pérdida de ingresos asociada a la enfermedad en los países en desarrollo, tanto del sostén de la familia como de los miembros de ésta, que pueden verse obligados a dejar de trabajar o de asistir a la escuela para cuidar de un pariente enfermo. Además, las familias pobres que se enfrentan a la enfermedad pueden verse obligadas a vender sus bienes para cubrir los gastos médicos, pedir préstamos a altos tipos de interés o endeudarse con la comunidad.
Los sistemas sanitarios fuertes mejoran el estado de salud de toda la población, pero especialmente de los pobres, entre los que suele concentrarse la mala salud y el escaso acceso a la atención sanitaria, y protegen a los hogares de los efectos potencialmente catastróficos de los gastos sanitarios de bolsillo. En general, la mala salud se concentra de forma desproporcionada entre los pobres.
Estrategia
La labor del Banco Mundial en el ámbito de la equidad sanitaria y la protección financiera se define en la Estrategia de Salud, Nutrición y Población de 2007. La estrategia identifica «la prevención de la pobreza debida a la enfermedad (mediante la mejora de la protección financiera)» como uno de sus cuatro objetivos estratégicos y compromete al equipo de salud del Banco, tanto a través de su trabajo analítico como de sus operaciones regionales, a abordar la vulnerabilidad que surge de las crisis de salud.
La estrategia también subraya la importancia de la equidad en los resultados sanitarios en un segundo objetivo estratégico para «mejorar el nivel y la distribución de los resultados clave en materia de salud, nutrición y población… en particular para los pobres y los vulnerables».
El Banco apoya a los gobiernos para que apliquen una serie de políticas y programas para reducir las desigualdades en los resultados sanitarios y mejorar la protección financiera. Por lo general, se trata de mecanismos que ayudan a superar las barreras geográficas, sociales y psicológicas que impiden el acceso a la atención sanitaria y a reducir el coste de los tratamientos. Los ejemplos incluyen:
- Reducir el coste directo de la atención en el punto de servicio, por ejemplo, mediante la reducción/eliminación de las tasas de usuario para los pobres o la ampliación del seguro de salud para los pobres (incluyendo la cobertura, la profundidad y la amplitud).
- Aumentar la eficiencia de la atención para reducir el consumo total de la atención, por ejemplo limitando la «prescripción irracional de medicamentos», reforzando el sistema de derivación o mejorando la calidad de los proveedores (especialmente en el nivel inferior).
- Reducir las desigualdades en los factores determinantes del estado de salud o la utilización de la atención sanitaria, como reducir la distancia (proporcionando servicios más cercanos a los pobres), subvencionar los costes de desplazamiento, la promoción de la salud dirigida, las transferencias monetarias condicionadas.
- Ampliar el acceso a la atención sanitaria recurriendo al sector privado o a asociaciones público-privadas.
El equipo de salud del Banco también promueve el seguimiento de la equidad y la protección financiera mediante la publicación de estadísticas mundiales sobre las desigualdades en el estado de salud, el acceso a la atención y la protección financiera, así como la formación de funcionarios gubernamentales, responsables políticos e investigadores sobre cómo medir y supervisar las mismas.
Resultados
Ejemplos de cómo los proyectos del Banco Mundial han mejorado la cobertura sanitaria de los pobres y han reducido la vulnerabilidad financiera son:
El Proyecto de Desarrollo de los Sistemas de Salud de Rajastán dio como resultado una mejora del acceso a la atención sanitaria para los indios vulnerables. La proporción de indios por debajo del umbral de pobreza en la carga global de pacientes internos y externos en los centros secundarios se duplicó con creces entre 2006 y 2011, superando ampliamente los objetivos. En el mismo periodo, la proporción de las poblaciones tribales vulnerables en la composición general de pacientes se triplicó.
El Proyecto de Desarrollo del Sector Sanitario de Georgia apoyó al gobierno de este país en la implementación del Programa de Seguro Médico para los Pobres, aumentando efectivamente la proporción del gasto sanitario del gobierno destinado a los pobres del 4% en 2006 al 38% en 2011. También aumentó el número de visitas sanitarias tanto de la población general como de los pobres, pero en mayor medida en el caso de los pobres (de 2 per cápita al año a 2,6) que en el de la población general (de 2 a 2,3) durante el mismo periodo de tiempo.
El Proyecto Regional de Apoyo a la Salud del Mekong ayudó al gobierno de Vietnam a aumentar el acceso al seguro médico (gubernamental) del 29% al 94% entre los pobres, así como del 7% al 68% entre los casi pobres. Las tasas de hospitalización y consulta, en los centros gubernamentales, también aumentaron entre los pobres y los casi pobres.