Un embarazo cornual tiene el potencial de crear condiciones que amenazan la vida ya que el sitio de implantación está muy cerca de los vasos principales y la invasión a través de la pared uterina puede causar una hemorragia intraabdominal repentina y masiva después de la ruptura uterina. Por lo tanto, un diagnóstico a tiempo puede salvar la vida. Sin embargo, aunque los síntomas del embarazo cornual son similares a los de otros embarazos ectópicos, las pacientes suelen ser diagnosticadas más tarde en la gestación debido a la mejor protección del saco gestacional en la porción tubárica intersticial en comparación con otras porciones tubáricas.

Aunque la ecografía es una herramienta diagnóstica útil en presencia de una prueba de hCG sérica positiva, a menudo se requiere una laparoscopia para confirmar el diagnóstico de embarazo cornual . No obstante, se debe realizar una laparotomía inmediata en las pacientes que presenten un cuadro clínico compatible con una hemorragia intraabdominal abundante.

La elección del tratamiento depende tanto del estado hemodinámico de la paciente como de su deseo de fertilidad futura. Los enfoques tradicionales de tratamiento, especialmente en pacientes sin un diagnóstico precoz, son la resección cornual con reparación primaria del defecto mediante laparotomía y la histerectomía en casos de inestabilidad hemodinámica o en pacientes con dificultades técnicas respecto a la reparación cornual . La resección cornual también puede realizarse por laparoscopia. Sin embargo, en las pacientes tratadas con resección cornual, el mayor riesgo es la posibilidad de rotura uterina en embarazos intrauterinos posteriores, y debe ofrecerse un seguimiento prenatal cuidadoso a dichas pacientes.

Cuando se diagnostica un embarazo cornual no roto, también puede utilizarse metotrexato mediante inyección sistémica o local, o una combinación de ambas. Aunque la tasa de éxito global del tratamiento con metotrexato con diferentes regímenes es del 83%, la tasa de éxito de la inyección local bajo guía laparoscópica o ultrasonográfica es ligeramente superior a la de la inyección sistémica (91 y 79%, respectivamente) . Además, la inyección local produce menos efectos secundarios debido a una menor distribución sistémica del metotrexato. Por lo tanto, la inyección local bajo laparoscopia fue el método preferido para nuestra paciente. La cantidad habitual de metotrexato administrada como dosis única ha sido de hasta 1 mg/kg o 50 mg/m2. Sin embargo, nuestra paciente fue tratada con una dosis única de 100 mg, ya que la administración local única de metotrexato a una dosis relativamente alta de 100 mg ha demostrado ser segura y eficaz en el manejo médico de embarazos ectópicos relativamente avanzados y no seleccionados.

En conclusión, un enfoque terapéutico conservador como el descrito aquí puede ser considerado bajo un estrecho seguimiento en pacientes hemodinámicamente estables con futuros deseos de fertilidad, reservando el manejo quirúrgico sólo para los casos de fracaso. La laparoscopia, además de confirmar el diagnóstico, proporciona al mismo tiempo los medios de tratamiento sin mayor morbilidad.

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