Conflicto. Para algunos cónyuges, es una forma de vida. Para otros, es una palabra que se niegan a considerar.

Todos aportamos diferentes perspectivas y prejuicios a la hora de reaccionar ante los conflictos matrimoniales. No hay necesariamente una manera correcta de manejar y resolver los conflictos – pero, tenga la seguridad de que hay algunas mentalidades, comportamientos y actitudes que debe evitar en esta área de su matrimonio.

En los siguientes artículos, examinaremos las actitudes saludables hacia la resolución de conflictos y comenzaremos a reconocer que, en el análisis final, amar a su cónyuge es una forma muy real de expresar su amor por Dios. La forma en que amamos a nuestro cónyuge tiene una correlación directa con la forma en que nos relacionamos y amamos a nuestro Creador.

Primero, analizaremos la importancia de pelear. En lugar de evitar el conflicto en el matrimonio, debemos aceptar el conflicto saludable como una forma de disfrutar y amar a nuestro cónyuge. Evitar o negar las inevitables confusiones del matrimonio sólo pospone el tener que enfrentarlas realmente y crecer a través de ellas.

A continuación, veremos que resolver los conflictos es un acto de equilibrio. Al frenar a propósito la comunicación honesta, el socio silencioso en el matrimonio puede impedir el crecimiento de la relación. La característica opuesta -ser el cónyuge excesivamente dominante- también tiene sus trampas. Al encontrar un equilibrio adecuado entre estos extremos, creamos un matrimonio mejor. Y lo que es más importante, estas características a menudo se trasladan a nuestra relación con Dios.

Por último, examinaremos el papel de la intimidad emocional y sexual en el matrimonio. Honramos a Dios cuando resolvemos sistemáticamente los conflictos matrimoniales sin dejar que se conviertan en resentimiento. La intimidad sexual, entonces, surge de la seguridad emocional en el matrimonio.

Al final, todos podemos mejorar un poco cuando se trata de resolver el conflicto en nuestros matrimonios. Esperemos que quede claro que hacer el conflicto un poco mejor es una forma muy real y muy importante de honrar a Dios y expresar nuestro amor y devoción a Él. No olvidemos el significado eterno de nuestra relación personal más cercana: el matrimonio.

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