Con la llegada del otoño, no hay nada más acogedor que reunirse alrededor de una chimenea de piedra. El sonido de la leña crepitante y el calor radiante que emana de la piedra pueden calmar su tristeza por el frío, pero antes de encender una cerilla, es posible que desee dar a las piedras alrededor de la chimenea una buena limpieza. No sólo prolongará la vida de la chimenea, sino que también resaltará el encanto de la piedra.
Paso 1 – Prepare la zona
Saque la leña del interior de la chimenea y barra las cenizas restantes con un cepillo para chimeneas para que los residuos no lleguen a la zona que está limpiando. A continuación, aspira a fondo cualquier resto de polvo o arenilla. Una vez que hayas barrido todos los residuos, asegúrate de que la zona que rodea la chimenea tenga telas o papel de periódico para proteger el suelo. La cinta de pintor y el plástico son buenos para proteger las paredes contiguas de las salpicaduras. Ponga trapos viejos o camisetas en la parte inferior de la chimenea para absorber el exceso de agua y las gotas.
Paso 2 – Protéjase
Incluso si utiliza limpiadores suaves, es imprescindible usar guantes de goma. Es probable que tenga que fregar un poco, y sus manos le agradecerán el uso de guantes adecuados. También es muy recomendable llevar gafas de protección, ya que incluso el agua sucia puede causar irritación. Las camisas de manga larga y los pantalones también son una buena idea y, si utiliza productos químicos, una máscara respiratoria desechable es esencial. Abra las ventanas si puede para ventilar los vapores de la solución.
Paso 3 – Elija una solución de limpieza
Los tipos de limpiadores que utilice dependerán de lo sucia que esté la chimenea y de si se ha sellado correctamente en primer lugar. Comience con las opciones de limpieza más suaves primero y trabaje hacia cualquier solución corrosiva. Si la zona ha sido sellada, puede bastar con lavarla con agua tibia y un paño. Si eso no funciona, mezcla una taza de detergente y tres cucharadas de sal de mesa en tres litros de agua caliente para eliminar la suciedad más resistente. (La sal añade un poder de fregado adicional.)
Aplícalo con una esponja o considera la posibilidad de utilizar una botella de spray y deja que la solución se asiente durante 10 minutos. Utilice un cepillo de alambre o de nylon para fregar la piedra y las líneas de lechada, que son las que más suciedad acumulan. Un cepillo de dientes viejo es útil para limpiar los lugares de difícil acceso.
Para un limpiador un poco más fuerte, mezcle dos cucharadas de bórax con una cucharada de detergente en cuatro tazas de agua caliente y póngalo en una botella de spray. Para cantidades mayores, multiplique las cantidades y mezcle en un cubo. Utiliza una esponja o una brocha para aplicarlo. De nuevo, deje que la solución se asiente durante 10 minutos.
Independientemente de la solución de limpieza que haya utilizado, aclare el hogar con una esponja mojada en agua limpia y tibia, asegurándose de que no queden restos de detergente o de limpieza. Esto asegurará que no se noten rayas o rastros cuando el hogar se seque. Utiliza trapos y camisetas adicionales para secar la piedra a golpecitos, dejando tiempo suficiente para que se seque antes de volver a utilizar la chimenea. (¡Un deshumidificador puede acelerar las cosas!)
Paso 4 – Eliminar las manchas persistentes
Si la chimenea ha sido muy descuidada y las manchas son más graves, es posible que tenga que utilizar productos químicos más fuertes para eliminar el hollín. Empiece mezclando una pasta de una taza de amoníaco con una libra de piedra pómez molida (se trata de un abrasivo/exfoliante natural que puede encontrar en las tiendas de artículos de baño y belleza) y la cantidad suficiente de agua para poder aplicar la mezcla directamente sobre las manchas difíciles. Una vez más, deje que se asiente durante 10 minutos y, a continuación, frote y aclare.
Para las manchas realmente difíciles, es posible que tenga que utilizar fosfato trisódico, o TSP. El TSP es una solución alcalina que puede eliminar la grasa, los aceites y las manchas persistentes. Utilice media taza de TSP en tres cuartos de agua para su solución de limpieza, y siga los mismos pasos para el aclarado. Lo principal es recordar que el amoníaco es cáustico y el TSP es tóxico, así que toma las medidas adecuadas para cubrirte y protegerte. Es mejor aplicar más grasa de codo con los limpiadores más suaves con el fin de evitar el uso de amoníaco o TSP.
Paso 5 – Sellar su hogar de piedra
Después de que haya conseguido que la piedra vuelva a brillar, considere sellar el hogar. Un sellador aplicado a una chimenea de piedra evitará que el hollín y otras manchas estropeen el acabado, y le permitirá limpiar con agua caliente y un paño en lugar de con mucho trabajo y productos químicos la próxima vez. Hable con su distribuidor local de chimeneas o de piedra natural sobre el tipo de sellador que mejor protegerá su tipo de hogar de piedra.