La cerveza en lata hace su debut el 24 de enero de 1935. En colaboración con la American Can Company, la Gottfried Krueger Brewing Company entregó 2.000 latas de Krueger’s Finest Beer y Krueger’s Cream Ale a los fieles bebedores de Krueger en Richmond, Virginia. El 91% de los bebedores aprobaron la cerveza en lata, lo que llevó a Krueger a dar luz verde a una mayor producción.

A finales del siglo XIX, las latas eran fundamentales para la distribución masiva de alimentos, pero no fue hasta 1909 cuando la American Can Company hizo su primer intento de enlatar cerveza. No tuvo éxito, y la American Can Company tendría que esperar al fin de la Ley Seca en Estados Unidos para volver a intentarlo. Finalmente, en 1933, tras dos años de investigación, American Can desarrolló una lata presurizada y con un revestimiento especial para evitar que la cerveza espumosa reaccionara químicamente con el estaño.

El concepto de cerveza en lata resultó ser difícil de vender, pero Krueger’s superó sus reservas iniciales y se convirtió en la primera cervecera en vender cerveza en lata en Estados Unidos. La respuesta fue abrumadora. En tres meses, más del 80% de los distribuidores comercializaban la cerveza en lata de Krueger’s, que se estaba comiendo la cuota de mercado de las «tres grandes» cerveceras nacionales: Anheuser-Busch, Pabst y Schlitz. Los competidores no tardaron en seguir su ejemplo y, a finales de 1935, se habían producido y vendido más de 200 millones de latas.

La compra de latas, a diferencia de las botellas, no requería que el consumidor pagara un depósito. Además, las latas eran más fáciles de apilar, más duraderas y tardaban menos en enfriarse. Como resultado, su popularidad siguió creciendo a lo largo de la década de 1930, y luego se disparó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las cerveceras estadounidenses enviaron millones de latas de cerveza a los soldados en el extranjero. Después de la guerra, las empresas cerveceras nacionales empezaron a aprovechar la distribución masiva que las latas hacían posible, y pudieron consolidar su poder sobre las otrora dominantes cervecerías locales, que no podían controlar los costes y las operaciones tan eficientemente como sus homólogas nacionales.

Hoy en día, la cerveza en lata representa aproximadamente la mitad de los 20.000 millones de dólares de la industria cervecera estadounidense. No toda esta cantidad procede de las grandes cerveceras nacionales: Últimamente, los microcerveceros y los vendedores de cerveza de alta gama han renovado su interés por las latas, pues se han dado cuenta de que éstas garantizan la pureza y el sabor al evitar los daños causados por la luz y la oxidación.

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