La membrana externa (MO) de la clase de bacterias «gramnegativas» es un orgánulo esencial y una robusta barrera de permeabilidad que impide que muchos antibióticos alcancen sus objetivos intracelulares (1). El OM es una bicapa lipídica asimétrica única (Fig. 1): La hoja interior está compuesta por fosfolípidos (PL), y la hoja exterior está formada casi exclusivamente por un glicolípido denominado lipopolisacárido (LPS, en las bacterias que adhieren largas repeticiones de azúcares al glicolípido) o lipooligosacárido (LOS, en las bacterias que adhieren sólo un oligosacárido corto para tapar el glicolípido) (1). El ensamblaje de estos lípidos en una barrera contigua, y cómo se mantiene esa barrera en respuesta al daño, es un problema biológico fascinante. Tanto los PL como los LPS/LOS se sintetizan en el interior de la célula, por lo que primero deben transitar por la membrana interna (MI) y luego atravesar el hostil entorno acuoso periplásmico antes de ensamblarse en una MO. Los trabajos realizados en la última década han descubierto un puente proteico que une la MI y la MO y permite que los LPS/LOS fluyan directamente hacia la valva externa de la MO (2). Cómo se transportan los PL al OM sigue siendo un misterio. Comprender las vías de biogénesis del OM es un objetivo urgente. Se necesitan urgentemente nuevos antibióticos contra las bacterias gramnegativas (3). Las tasas de resistencia a los antibióticos siguen aumentando sin cesar, mientras que el último antibiótico verdaderamente novedoso y eficaz contra las bacterias gramnegativas se descubrió en la década de 1960 (3). La esperanza es que los tratamientos que interfieren en la biogénesis de la MO ofrezcan nuevas terapias letales o ayuden a permeabilizar las bacterias gramnegativas a los fármacos existentes. Hasta que esa promesa se haga realidad, los médicos se ven cada vez más obligados a recurrir a antibióticos de último recurso que en su día se dejaron de lado debido a sus desfavorables perfiles de toxicidad, incluido el antibiótico dirigido a la MO, la colistina (polimixina E) (4). En PNAS, Powers y Trent (5) aportan nuevos conocimientos sobre cómo las bacterias resistentes a la colistina evolucionan para mejorar su estado físico alterando la composición de sus OM. Sorprendentemente, su trabajo ha proporcionado una visión inesperada del transporte de PL en la envoltura celular.

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