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Hay un momento del embarazo en el que te sientes francamente miserable. Miserable.
Sientes que estás preparada para dar a luz a tu hijo pero al mismo tiempo no quieres hacerlo porque sabes que el bollito no ha terminado de cocinarse en tu horno… Ese último mes o dos de embarazo parece ser la parte más dura de todo para la mayoría de las mujeres.
No me malinterpretes, estoy agradecida por este bebé y más aún después de pensar que lo había perdido. No me gustaría que llegara antes de tiempo y tener que lidiar con ella en la UCIN pero a estas alturas del embarazo todo parece mucho más difícil.
Así que para las que estáis embarazadas ahora mismo, al final de vuestro tercer trimestre, sabed que no estáis solas. Definitivamente me siento mal por sentirme mal. Nunca pensé que el embarazo sería tan duro para mi cuerpo hasta que estuve realmente embarazada. Pero sentirse mal es sólo una parte de estar embarazada y no hay nada de malo en ello.
He llegado a la conclusión de que la madre naturaleza hizo el embarazo de esta manera para que realmente esperaras con ansias entrar en el parto. Sí, el parto es muy doloroso, mucho dolor, pero es sólo por un día y todos los dolores y llagas desaparecen inmediatamente cuando llega el bebé… ¡la mejor parte, sin duda, es que eres recompensada con un lindo paquete de alegría!
Ahora, cuando veo a otra mamá embarazada como yo, le doy la sonrisa de «sé cómo te sientes» y ella me devuelve la sonrisa… porque ambas sabemos lo que se siente.
La parte más dura del final del embarazo se reduce a varias cosas:
- Sentirse tan grande que no puedes inclinarte hacia delante al comer.
- No poder sentarte cómodamente.
- No poder dormir cómodamente.
- Tener que levantarse muchas veces por la noche para orinar y luego no poder volver a dormirse.
- Tener el estómago tan aplastado que no se puede comer mucho y cuando se come de verdad es para acabar con ardor de estómago.
- Tener que lidiar con las náuseas y los vómitos durante todo el embarazo (puede que no sea el caso de todo el mundo, pero así es como me va a mí).
- Caminar como un pingüino.
- Sentir que el bebé va a salirse de la vagina en cualquier momento.
- El dolor en el bajo vientre que supone llevar un bebé grande.
- La presión sobre el cuello del útero. En serio.
- Estar tan cansada y con sueño todo el tiempo. ¿Puedo dormir hasta el parto?
- Todas esas contracciones «de práctica» (Braxton Hicks) que son tan incómodas.
- Sentirme culpable por no querer hacer nada (sobre todo ahora que tengo un niño pequeño)
He descubierto que las únicas 2 cosas que me han ayudado a superar es quejarme con mis amigas mamás (¡lo entienden!) e ir dos veces a la semana al quiropráctico para que me ayude con el dolor y las molestias. Además, el postre ocasional y el chocolate definitivamente lo hacen soportable. Jajaja. Pero definitivamente me he convertido en una embarazada quejosa.
Los últimos 2 meses de embarazo todo el mundo está en modo de supervivencia, sólo tratando de salir adelante – y más aún si tienes otros niños que cuidar.
No puedo decirte cuántas veces me emocioné pensando que tal vez estaba de parto, sólo para darme cuenta de que no lo estaba. El embarazo es una de las cosas más duras que he tenido que hacer pero al final todo merece la pena.
No dejes que esta etapa te anime a inducirte, un parto natural es mucho más fácil para tu cuerpo. Y recuerda que ese bebé no se va a quedar ahí para siempre, tarde o temprano tendrá que salir 🙂
Desearía tener algún consejo increíble para todas las mamás embarazadas sobre cómo superar esta etapa, pero la verdad es que no lo tengo. Lo único que lo mejorará es tener ese bebé.
Si ahora mismo estás embarazada y te sientes fatal, que sepas que no estás sola. Todas nos hemos sentido así, lo hablemos o no y es completamente normal. Abrazos mamá, abrazos!
¿Estás embarazada y sales de cuentas pronto? ¿Qué es lo más difícil para ti? ¿Cómo lo estás afrontando?