Introducción: La enfermedad de Graves es una enfermedad tiroidea autoinmune multifactorial, con presencia de autoanticuerpos circulantes típicos que pueden activar los receptores de hormonas tiroideas, dando lugar a hipertiroidismo, bocio y oftalmopatía. El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune multisistémica que afecta a casi todos los órganos del cuerpo humano y se caracteriza por la formación de autoanticuerpos. Varios estudios han informado de que los trastornos tiroideos y reumáticos autoinmunes pueden presentar una relación inusual.

Resumen del caso: Comunicamos el caso de una mujer de mediana edad que presentó lupus eritematoso sistémico un año después de ser diagnosticada de enfermedad de Graves. Se administró prednisona y ciclofosfamida para controlar el desarrollo del lupus eritematoso sistémico. Además, se realizó una biopsia percutánea de tiroides para confirmar la enfermedad de Graves. Se añadió al esquema terapéutico metimazol en lugar de propiltiouracilo. Un mes después, la manifestación clínica y las pruebas de laboratorio de la paciente mejoraron significativamente, salvo que apareció una nueva disfunción tiroidea opuesta a la original. Se suspendió la administración del fármaco antitiroideo. Con un período de disminución de la administración de prednisona, la función tiroidea de la paciente volvió gradualmente a los niveles normales sin ninguna sustitución de levotiroxina.

Conclusión: En conclusión, el uso clínico de prednisona y de fármacos antitiroideos puede dar lugar a una inestabilidad del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides, y la función tiroidea debe controlarse cuidadosamente en estos pacientes.

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