El inicio de su culto se remonta al menos al periodo dinástico temprano. Su nombre formaba parte de los nombres de algunos individuos de alta cuna de la Segunda Dinastía enterrados en Helwan y se mencionaba en una estela de Wepemnofret y en los Textos de las Pirámides. Las primeras estatuillas de ranas suelen ser representaciones suyas.

Heqet era considerada la esposa de Khnum, que formaba los cuerpos de los nuevos niños en su torno de alfarero.

En el mito de Osiris, era Heqet quien insuflaba vida al nuevo cuerpo de Horus al nacer, ya que era una diosa de los últimos momentos del nacimiento. Como el nacimiento de Horus se asoció más íntimamente con la resurrección de Osiris, el papel de Heqet se asoció más estrechamente con la resurrección. Con el tiempo, esta asociación llevó a que sus amuletos adquirieran la frase Yo soy la resurrección en la era cristiana, junto con el simbolismo de la cruz y el cordero.

En Qus se encontró un templo dedicado a Horus y Heqet que data del período ptolemaico.

Como diosa de la fertilidad, asociada explícitamente con las últimas etapas de la inundación del Nilo, y por tanto con la germinación del maíz, se asoció con las etapas finales del parto. Esta asociación, que parece haber surgido durante el Reino Medio, le valió el título de «La que acelera el parto» (véase el papel de Heqet en la historia del Nacimiento de los Niños Reales del Papiro Westcar). Hay quien dice que -aunque no se conoce con certeza ningún término egipcio antiguo para referirse a una comadrona- las comadronas solían llamarse a sí mismas Siervas de Heqet, y que sus sacerdotisas recibían formación en partería. Las mujeres solían llevar amuletos de ella durante el parto, que representaban a Heqet como una rana, sentada en un loto.

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