23 de agosto de 2018

Las variaciones individuales en la composición genética y las bacterias intestinales pueden explicar los diferentes efectos de los antibióticos sobre la presión arterial, según sugiere un nuevo estudio en ratas. Los resultados se publican en la revista Physiological Genomics.

La microbiota intestinal -bacterias que pueblan el tracto gastrointestinal- es una mezcla de organismos que desempeñan un papel tanto en la salud como en el desarrollo de enfermedades, incluida la presión arterial alta (hipertensión). Al igual que los genes de los individuos varían, la microbiota intestinal de cada persona es diversa. Como los antibióticos matan las bacterias dañinas para curar las infecciones, también pueden eliminar las bacterias útiles que mantienen la buena salud. Dado que la microbiota intestinal está relacionada con la hipertensión arterial de un individuo, los investigadores de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad de Toledo explicaron que «las respuestas hipertensivas individuales a los antibióticos pueden variar en función del huésped y su microbiota».

El equipo de investigación estudió dos cepas de ratas que tienen una microbiota intestinal diferente, pero ambas tienen una tendencia genética a la hipertensión. Las ratas sensibles a la sal Dahl («ratas Dahl») desarrollan hipertensión en respuesta a una dieta alta en sal, mientras que las ratas espontáneamente hipertensas («ratas SHR») se consideran un modelo animal de hipertensión no relacionado con la sal de la dieta. Los investigadores trataron ambas cepas con tres antibióticos comunes:

  • vancomicina, que trata la inflamación y la infección del colon (colitis);
  • minociclina, que trata las infecciones del tracto urinario, el acné y ciertos tipos de infecciones de transmisión sexual; y
  • neomicina, que se utiliza para prevenir el colesterol alto y es un ingrediente activo en muchas cremas medicinales, ungüentos y colirios.

El uso de antibióticos provocó diferentes respuestas en las ratas Dahl y en las ratas SHR, incluyendo la forma en que cada fármaco afectó a la presión arterial de las ratas. La presión arterial sistólica -la fuerza de la sangre que empuja las arterias mientras late el corazón- aumentó en las ratas Dahl cuando fueron tratadas con minociclina y neomicina, pero no cuando se les administró vancomicina. La minociclina también provocó un aumento de la presión arterial diastólica -la presión en las arterias mientras el corazón está en reposo- en las ratas Dahl. Las ratas SHR tratadas con cualquiera de los antibióticos experimentaron un descenso de la presión arterial sistólica o ningún cambio, como ocurrió con la neomicina.

Estos hallazgos sugieren que «el huésped desempeña un papel importante en la forma en que la presión arterial se verá afectada de forma diferencial por el tratamiento con antibióticos. Esto pone de manifiesto la importancia de realizar más estudios para determinar el mecanismo que subyace a estos diferentes efectos», escribieron los investigadores. «Esto plantea la cuestión de la seguridad en el uso de los antibióticos por los pacientes con tales dolencias modernas .»

Más información: Sarah Galla et al, Efectos dispares de los antibióticos en la hipertensión, Genómica fisiológica (2018). DOI: 10.1152/physiolgenomics.00073.2018

Proporcionado por la Sociedad Americana de Fisiología

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