Para los diabéticos, «tener los pies fríos» podría no implicar una pérdida repentina de confianza o la aparición de miedo. Por el contrario, podría significar que los pies no están recibiendo un flujo sanguíneo adecuado, debido a la Enfermedad Arterial Periférica.
La mala circulación de la sangre caliente hacia las extremidades inferiores puede hacer que los pies se sientan fríos al tacto y podría predisponer a los diabéticos a sufrir complicaciones en los pies o al inicio de una úlcera de pie diabético. La neuropatía diabética periférica, una forma de daño nervioso, también puede provocar pies fríos. Mientras que sus pies pueden parecer calientes a un miembro de la familia o a su podólogo, el daño nervioso puede causar un hormigueo caliente o sensaciones dolorosas en los pies.
Los podólogos aconsejan a sus pacientes sobre la importancia de mantener los pies calientes usando calcetines. Sin embargo, los pies calientes pueden ser tan peligrosos como los fríos. En un estudio de 2006, los investigadores demostraron que un grupo de diabéticos de riesgo con úlceras en los pies mostraba una temperatura media de los pies significativamente mayor que los diabéticos sin signos de neuropatía diabética. Mientras que una persona sana puede mostrar una temperatura media de los pies de unos 27 °C, una persona diabética con neuropatía diabética periférica puede tener una temperatura media de los pies elevada, superior a los 30 °C. Los «puntos calientes» que se forman en la base del pie pueden dar lugar a úlceras que pueden infectarse y conducir potencialmente a la amputación si no se tratan adecuadamente.
Independientemente de que tenga los pies calientes o fríos, el control de la salud de sus pies es imprescindible para el éxito del tratamiento de la diabetes. Si experimenta cualquier cambio en sus pies – temperatura, olor o textura – asegúrese de acudir a su médico o podólogo inmediatamente.