Alrededor del 20 al 50 por ciento de las mujeres con fibromas experimentan síntomas. Los dos más comunes son el sangrado y la presión pélvica. Los problemas reproductivos, como la infertilidad y el parto prematuro, también pueden ser consecuencia de los miomas.
Los síntomas de sangrado varían mucho en función del tamaño y la ubicación del mioma. El problema más común es el sangrado uterino prolongado y/o profuso, conocido como menorragia o hipermenorrea. Mientras que los periodos menstruales normales suelen durar de cuatro a cinco días, las mujeres con miomas problemáticos pueden tener periodos de más de siete días. Pueden tener un sangrado tan abundante que necesiten cambiar de protección sanitaria tan a menudo como cada hora y pueden frenar sus actividades habituales para evitar situaciones sociales embarazosas. El sangrado entre períodos no suele estar asociado a los fibromas y debe ser investigado por un médico para descartar otros problemas. Aunque pueden producirse hemorragias anormales con cualquiera de los tres tipos de miomas, las mujeres con miomas submucosos, que sobresalen en la cavidad, son especialmente propensas a esta complicación.
La presión pélvica puede ser el resultado de la expansión del útero para acomodar un mioma en crecimiento o de la ubicación de un mioma dentro de la región pélvica. En algunos casos, los fibromas pueden hacer que el útero se expanda hasta alcanzar el tamaño de un embarazo de cuatro o cinco meses. Además de una vaga sensación de presión, las mujeres pueden experimentar presión sobre los órganos pélvicos adyacentes, como el intestino y la vejiga. La presión sobre estas estructuras puede provocar estreñimiento o diarrea con la presión intestinal, o un aumento de la micción o incontinencia con la presión de la vejiga. En raras ocasiones, los fibromas presionan el uréter (el conducto que transporta la orina desde los riñones hasta la vejiga), lo que puede provocar problemas renales.
Los fibromas también pueden provocar una serie de problemas reproductivos, como abortos espontáneos recurrentes, infertilidad, parto prematuro, parto de nalgas y complicaciones en el parto. Aunque las investigaciones son escasas en este ámbito, algunas pruebas indican que los miomas que alteran la forma del útero son los más propensos a causar estos problemas. Las mujeres con miomas grandes o sintomáticos que deseen quedarse embarazadas podrían optar por someterse a una prueba diagnóstica para evaluar la cavidad uterina. Si se detectan miomas submucosos que distorsionan la cavidad uterina, deben extirparse, ya que pueden ser una causa importante de problemas reproductivos. Está menos claro si los miomas en la pared del útero causan problemas reproductivos. Por lo general, si el útero se ha mantenido de tamaño normal, no es necesario extirpar los miomas en las mujeres que contemplan o intentan un embarazo.
Sin embargo, si alguien tiene complicaciones en el embarazo o abortos espontáneos con miomas uterinos, debe discutir la posibilidad de extirpar el mioma uterino con su médico antes de volver a intentar un embarazo. Las mujeres que reciben tratamiento para la infertilidad también deben hablar con sus médicos sobre la posibilidad de que los miomas uterinos grandes en la pared del útero puedan disminuir su probabilidad de lograr un embarazo con éxito.
Último revisado el 1/29/10