Ahora es esencial extender el tratamiento con beta-bloqueantes al mayor número de pacientes con IC, incluidos los ancianos y los pacientes con comorbilidades. Para ello, es importante que se establezcan sistemas de gestión de la enfermedad que permitan iniciar y actualizar el tratamiento.

Conclusiones

Hasta la fecha, los betabloqueantes son los agentes más eficaces para mejorar la función del VI y el pronóstico de los pacientes con IC crónica. Estos fármacos actúan sobre los mecanismos intrínsecos que causan la disfunción del VI, por lo que sus efectos surgen lentamente aunque luego se mantienen, e incluso se potencian, a largo plazo. El bisoprolol, el carvedilol y el succinato de metoprolol se han asociado a una reducción de la mortalidad y las hospitalizaciones, en comparación con el placebo. El nebivolol también ha mejorado los resultados en pacientes ancianos con IC crónica. Dado que existen importantes diferencias entre los distintos betabloqueantes, sólo deben administrarse los agentes que hayan demostrado su eficacia en ensayos aleatorios. La administración del tratamiento con betabloqueantes al mayor número de pacientes y su titulación hasta las dosis objetivo que han demostrado ser eficaces deben ser los objetivos principales en el tratamiento de los pacientes con IC.

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