Una nueva biografía del aclamado autor estadounidense Kurt Vonnegut, amado por los fans de todo el mundo por el cálido humor y la sabiduría casera del Medio Oeste de su obra, ha conmocionado a muchos con el retrato de un hombre amargado y enfadado, propenso a la depresión y a los ataques de ira.
El libro sobre Vonnegut, fallecido en 2007, revela la vida privada del escritor, un hombre muy alejado de la figura pública del abuelo que sus millones de devotos adoraban.
And So It Goes fue escrito por Charles Shields, que también escribió una controvertida biografía de Harper Lee, autora de Matar a un ruiseñor. El libro dibuja la imagen de un hombre que a menudo se distanciaba de sus hijos, era cruel con una sufrida primera esposa, se vio atrapado en un desagradable segundo matrimonio y pasó gran parte de sus últimos años deprimido y enfadado. «Cruel, desagradable y aterrador son los adjetivos que suelen utilizar para describirlo los amigos, colegas y familiares que cita Shields», escribió una crítica, Wendy Smith, en el sitio web del Daily Beast. El crítico del New York Times, Chris Buckley, calificó el retrato de Shields de «triste, a menudo desgarrador».
A través de novelas como Las sirenas de Titán, La cuna del gato y el clásico Matadero-Cinco, la carrera de Vonnegut abarcó cinco décadas, trabajando a menudo en el género de la ciencia ficción, y lo catapultó al canon de los grandes escritores estadounidenses. Su obra, aunque a menudo trataba de la tragedia, era famosa por defender valores humanitarios, incluso socialistas, y a menudo tenía un fuerte sentimiento antibélico y anticapitalista. Está llena de referencias a las virtudes de la vida en los pueblos pequeños, a los bomberos voluntarios y al Medio Oeste, especialmente a su ciudad natal, Indianápolis.
Sin embargo, el libro de Shields no escatima en retratar el lado oscuro de Vonnegut. Revela que el escritor -cuya experiencia como prisionero de guerra durante el bombardeo de Dresde marcó su psique de por vida- no tenía reparos en invertir en empresas que fabricaban napalm o se entregaban a una serie de actividades moralmente sospechosas. Se peleó con amigos, editores y familiares, y tenía un temperamento escandaloso. En su vida posterior se mostró profundamente amargado y solitario. En la primera parte del libro, Shields describe su encuentro con Vonnegut pocos meses antes de su muerte. Describe que Vonnegut le pidió que buscara su nombre en un diccionario (no estaba allí) y que luego buscara el de Jack Kerouac (estaba allí). «¿Qué te parece?» afirma entonces Vonnegut con el ceño fruncido. El capítulo del libro de Shields que trata de los últimos 15 años de vida de Vonnegut se titula simplemente «Esperando la muerte».
«Hacia el final estaba muy débil, muy deprimido y casi malhumorado. Creo que eso sesga este libro», dijo Jerome Klinkowitz, académico de la Universidad del Norte de Iowa y uno de los principales expertos mundiales en Vonnegut.
«Es un poco ingenuo sorprenderse por esto», dijo Gregory Sumner, de la Universidad de Detroit Mercy, quien recientemente escribió un libro que explora la obra de Vonnegut, llamado Unstuck In Time. «Las relaciones personales eran difíciles para él. Tenía mucha culpa de superviviente»
Vonnegut definitivamente había sobrevivido mucho. Su familia, antaño rica, se vio empobrecida por la Gran Depresión, lo que provocó tensiones en el matrimonio de sus padres. Su madre se suicidó. Su querida hermana murió de cáncer de mama, un día después de que su marido muriera en un accidente de tren. Pero el horror que definió la vida de Vonnegut fue su experiencia en tiempos de guerra y su supervivencia al bombardeo de Dresde, para ser enviado a las ruinas como mano de obra para recoger y quemar los cadáveres. La experiencia aparece continuamente en su obra, pero sobre todo constituye la base de Matadero-Cinco, el libro que hizo famoso a Vonnegut.
Pero hubo algo más que enfrentarse a esas situaciones traumáticas. En su vida posterior, a pesar de ser aclamado por muchos como un genio americano, Vonnegut sintió que el establishment literario nunca le tomó en serio. Interpretaron que su estilo simplista, su amor por la ciencia ficción y los valores del Medio Oeste estaban por debajo de un estudio serio.
El libro no hará mucho por apagar el entusiasmo por la obra de Vonnegut. «No es una reliquia de los años sesenta. Su obra es vibrante hoy en día, incluso póstumamente», dijo Sumner. «Quizá esperamos demasiado de nuestros héroes.»
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