Lo primero que debes tener en cuenta es que muchos no tienen claro que la infidelidad depende del pacto que cada pareja haya acordado. Lejos queda el concepto de matrimonio eterno en el que ambos eran esclavos hasta el fin de los días. Con la evolución de la sociedad, muchas uniones han cambiado y los términos y condiciones se han reestructurado. El abanico de posibilidades es inmenso.
Cambia tu visión
«Tenemos una forma de sentir el engaño como si todo fuera en blanco y negro, pero es importante para nosotros saber que hay muchos tonos de gris», asegura a ‘Health’ Vanessa Marín, terapeuta. Ella entiende el dolor que puede causar la infidelidad, pero advierte que no hay que generalizar sobre aquellos que han puesto los cuernos: «Las personas que lo hacen no son terribles ni malvadas. Hay muchas maravillosas y buenas que también realizan estos actos. La gente hace cosas malas, pero eso no los convierte en demonios», explica.
Si te han sido infiel, acuérdate de que reprochar no es el camino y que las acusaciones son uno de los problemas a los que las parejas suelen enfrentarse
Pone el ejemplo de una mujer que con 30 años intentó terminar con su marido, pero él no dejaba que la relación terminara. «Traté de que todo se acabara, pero me decía que debíamos estar juntos y que nunca encontraría a nadie mejor. Me sentía atrapada», confiesa. «Conocí a alguien y realmente fue una liberación. Entonces fue cuando de verdad pusimos fin a nuestro matrimonio», concluye.
Este tipo de historia es común y, a menudo, la más fácil de soportar para las personas que renuncian a un adulterio de cualquier tipo. Pero Marín asegura que los engaños casi nunca son tan simples. Aunque a menudo trabaja con parejas donde una o ambos miembros no están satisfechas sexualmente o no consiguen saciar razonablemente las necesidades del otro. «Tendemos a pensar que los infieles son infelices en sus relaciones, y aunque puede ser cierto, la realidad es más complicada. Es importante que reconozcamos que hay muchos que son felices y que también engañan», apunta.
Estar perdido
Algunas personas, confirma la experta, no buscan tener una aventura. Puede que nunca hayan considerado que estarían abiertos a esa posibilidad, pero entonces se presenta una oportunidad: un viaje fuera de la ciudad o alguien nuevo que se siente atraído por ellos; simplemente las cosas suceden sin ninguna planificación previa o premeditación.
«Se sienten perdidos de alguna manera o desconectados de alguna parte de sí mismos. Y entonces buscan una aventura para llenar un hueco que falta, un agujero y con eso ayudarse a descubrir algo que ocurre dentro de ellos. Puede que no haya ningún problema en la relación en absoluto», comenta. Marin advierte que la falta de planificación previa no significa una falta de consecuencias. Engañar no es solo una violación de la confianza, sino también una traición a los valores. Si una pareja se entera o no (algunas parejas preferirían no saber) es irrelevante. Si se comprometió y lo violó tendrá que enfrentarse con sentimientos muy incómodos.
Si te han engañado no significa hayas hecho algo malo. Aunque a menudo la infidelidad implican sexo, rara vez se trata de eso. Es más de tener a alguien nuevo que brinde un poco de atención. Si el compañero infiel ha estado en una relación durante un largo periodo de tiempo, se trata de encontrar una emoción de una atracción inesperada.
¿Se puede solucionar?
«Engañar a alguien es algo muy serio. Es un gran problema y deberías tomarte el tiempo para examinar realmente todos esos sentimientos y reacciones que estás teniendo. Al mismo tiempo, también debes reconocer que esto no te convierte en un persona categóricamente terrible. Eres alguien bueno que ha hecho algo malo. Es muy diferente», aconseja.
Muchos no tienen claro que la infidelidad depende del pacto que cada pareja haya acordado. Lejos queda el concepto de matrimonio eterno
Un a infidelidad ofrece la oportunidad de aprender una importante lección sobre uno mismo. Ese dicho de si «un traidor es siempre uno traidor» no se sostiene si alguien que ha engañado reflexiona sobre sus acciones, piensa en el impacto que estas han tenido en los demás y trabaja para cambiar la forma en la que abordar las relaciones en el futuro: si condujo a una ruptura o no.
Si te han puesto los cuernos, acuérdate de que reprochar no es el camino y que las acusaciones son uno de los principales problemas a los que las parejas suelen enfrentarse tras haber vivido este tipo de situaciones. El «perdono, pero no olvido» no es la solución. A partir de ahora será un nuevo viaje en el que la sinceridad debe fortalecer vuestro vínculo, si es que lo quieres perdonar.