El aumento de la propagación de especies vegetales y animales no autóctonas en todo el mundo podría conducir a una dramática pérdida de biodiversidad, según un nuevo estudio, causando un daño permanente a los ecosistemas al ser empujados más allá de los puntos de inflexión biológicos.

El estudio, publicado en Global Change Biology, es el resultado de una encuesta realizada por expertos sobre el modo en que las probables tendencias globales de este siglo afectarán a la variedad de la vida en la Tierra, a sus ecosistemas y, en consecuencia, a la vida de los seres humanos. El equipo internacional de investigadores descubrió que un aumento del 20-30% de las especies exóticas podría causar una pérdida masiva de biodiversidad a nivel mundial, un valor que probablemente se alcanzará pronto, ya que el número de especies introducidas no deja de aumentar.

Las especies vegetales y animales invasoras son una de las mayores amenazas para la biodiversidad en el mundo. En todos los ecosistemas, los depredadores, los herbívoros y el resto de la fauna evolucionan juntos, regulando las poblaciones de unos y otros. Pero una especie no autóctona puede alterar ese equilibrio y acabar con otros organismos, dando lugar a una gran población de la planta o el animal invasor.

En la isla de Georgia del Sur, en el Atlántico sur, por ejemplo, la introducción de ratas y ratones por parte de los balleneros devastó la población del bisbita, el pájaro cantor más meridional del mundo. La isla fue declarada libre de ratas en 2018 tras un enorme programa de erradicación.

En el norte de Australia, la introducción de la hierba gamba africana por parte de los ganaderos ha provocado graves problemas en la gestión de los incendios forestales. Los incendios provocados por esta hierba pueden ser 12 veces más intensos que los de las especies autóctonas.

El estudio ha descubierto que el turismo es uno de los principales impulsores de las invasiones biológicas en las regiones tropicales, mientras que la crisis climática impulsa los cambios en las zonas polares y templadas.

«El transporte es también uno de los principales impulsores que conducen a la redistribución de las especies en todo el mundo», explicó el doctor Bernd Lenzner, investigador de la Universidad de Viena y autor principal del estudio. «Tenemos, por ejemplo, el comercio hortícola y de mascotas: las especies se distribuyen así por todo el mundo. Pero al mismo tiempo, tenemos el movimiento involuntario en el que las especies hacen autostop o son transportadas como polizones en materiales de embalaje, como los organismos marinos que se transportan en el agua de lastre de los barcos.

«Puede haber extinciones locales de especies que queremos conservar y que tienen funciones ecosistémicas muy importantes que podríamos perder si una especie invasora las sustituyera. Hay especies que nos cuestan mucho dinero porque interfieren en nuestras infraestructuras o causan problemas de salud», añadió.

La profesora Helen Roy, del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, coautora del trabajo, dijo: «Lo que necesitamos saber es en qué momento el equilibrio se inclina hasta el punto de que las interacciones se han roto y ya no tenemos el funcionamiento del sistema de la manera que queremos que funcione para nosotros, pero también de manera importante para la naturaleza. Estamos todos juntos en esto.

«Con las invasiones, no es que estemos tratando de volver a algún tipo de ambiente prístino o algún tipo de norma, sino que se trata del funcionamiento de esos ecosistemas. Y eso es lo que tenemos que entender mucho mejor».

La Secretaría de Especies No Autóctonas de Gran Bretaña vigila la propagación de las especies invasoras y anima a los ciudadanos a denunciar la propagación de especies problemáticas como el avispón asiático y la prímula del agua, una planta no autóctona procedente de Sudamérica.

«En el Reino Unido, por ejemplo, tenemos unas 2.000 especies no autóctonas establecidas… introducidas por el ser humano de un modo u otro», dijo Roy. «Pero sólo un 15% de ellas causan algún tipo de problema. Así que hay especies que están aquí que realmente no nos preocupan… pero ese 15% que sí causan problemas, realmente causan problemas bastante dramáticos.

Añadió: «La gente con las tortugas terrestres, por ejemplo, crecen fuera de su tanque o las modas cambian dentro de lo que la gente mantiene como mascotas. Y entonces pueden deshacerse de ellas en ese tipo de acciones que llevan a que algunas de estas especies se escapen al medio ambiente en general».

Una minoría de organismos en el mundo, como los mejillones cebra, las pitones birmanas y el knotweed japonés se convierten en especies invasoras en sus nuevos entornos al causar cambios permanentes en los ecosistemas y abrumar a la fauna nativa.

El estudio, en el que han participado 38 investigadores de toda Europa, América del Norte y del Sur, Nueva Zelanda y Sudáfrica, pone de manifiesto la necesidad de seguir estudiando el tema, ya que se dispone de escasos análisis cuantitativos sobre cómo la futura propagación de especies exóticas podría afectar a los ecosistemas mundiales.

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