El Daiquiri de fresa es un favorito del verano que evoca los días soleados y las vacaciones junto a la piscina. En su mejor momento, la bebida es un brebaje refrescante y delicioso que destaca el buen ron, las fresas dulces y el zumo de lima fresco. Pero durante los años 80 y 90 -el apogeo de los mezcladores artificiales- la reputación del Daiquiri de fresa sufrió un golpe, ya que los bares servían cócteles de colores neón que carecían de fresas reales. Sin embargo, cuando se prepara con cuidado, la bebida es una revelación.
El Daiquiri de fresa suele servirse congelado. El ron, la lima, el sirope simple y varias fresas se combinan con hielo y se mezclan hasta que se suavizan. Esta delicia helada es exactamente lo que se desea en un día caluroso. Proporciona los efectos vigorizantes de un batido fresco, con la ventaja de contener alcohol.
Muchos tipos de ron diferentes pueden funcionar en esta bebida, desde variedades sin envejecer hasta expresiones ligeramente envejecidas. Un ron destilado en columna de Puerto Rico dará lugar a un cóctel diferente al de un ron rico y con sabor a Jamaica o al de un ron seco y herbáceo de estilo francés. No hay una respuesta correcta, así que para obtener los mejores resultados, elija el ron que más le guste para un Daiquiri tradicional. Sólo recuerde utilizar un ron que no sobrecargue la fruta fresca.
Si prefiere su Daiquiri de fresa agitado, o no tiene una licuadora, no se preocupe. Puedes mezclar primero las fresas con el sirope simple en una coctelera y luego agitarlo todo con hielo antes de colar el contenido en tu vaso para evitar los trozos sólidos y las semillas. La textura no contendrá ese característico mordisco helado en cada sorbo, pero el sabor será casi idéntico.
La versión con fresas es la más famosa de los Daiquiris de sabores, una categoría que también incluye bebidas acentuadas con sabores desde el plátano hasta el mango. Es divertido ser creativo a la hora de hacer Daiquiris, pero es importante ir al pasillo de los productos antes de poner en marcha la batidora. Porque por muy fáciles que sean esas bolsitas premezcladas, no pueden simular el refrescante sabor de la fruta real.