Para el ojo inexperto, los elefantes africanos y asiáticos pueden ser indistinguibles, pero hay características físicas clave que hacen que estas dos especies sean relativamente fáciles de distinguir.
Las diferencias físicas más notables se observan en las orejas, los colmillos y la forma de la cabeza de las dos especies, según The Elephant Sanctuary, un refugio de hábitat natural para elefantes en peligro de extinción situado en Hohenwald, Tennessee.
Los elefantes africanos tienen orejas grandes, con una forma muy parecida a la del propio continente africano. La mayor superficie de sus orejas ayuda a mantener a los elefantes africanos frescos bajo el abrasador sol africano. Los elefantes asiáticos tienen que preocuparse menos por el calor, ya que suelen vivir en zonas selváticas frescas, por lo que sus orejas son más pequeñas.
Los elefantes asiáticos y africanos tienen formas de cabeza muy distintas. Los elefantes africanos tienen cabezas más llenas y redondeadas, y la parte superior de su cabeza es una sola cúpula. Los elefantes asiáticos tienen una cabeza con dos cúpulas y una hendidura en el centro.
Hay otra cosa que los diferencia: Sólo a los elefantes asiáticos machos les crecen los colmillos y, aun así, no todos los machos los tienen. En los elefantes africanos, ambos sexos suelen (pero no siempre) mostrar colmillos.
Además de estos detalles más grandes y notables, hay muchas otras características más pequeñas que distinguen a las dos especies de elefantes: el número de uñas de los pies, lo arrugada que está su piel, el tacto de su trompa e incluso la forma de sus dientes.
A pesar de estas diferencias físicas, ambas especies de elefantes son muy similares socialmente. Ambas especies de elefantes son animales de manada que viven dentro de estructuras sociales definidas, según el grupo de conservación WWF. Las manadas suelen estar dirigidas por la hembra de mayor edad, y están formadas por sus hijas, hermanas y sus crías. Una vez alcanzada la pubertad, las crías macho abandonan la manada de la madre y se unen a otros machos jóvenes en grupos de solteros. Los machos mayores tienden a ser solitarios.
Como los elefantes asiáticos y africanos no entran en contacto en la naturaleza, sólo ha habido un incidente de cruce entre las dos especies. En 1978, en el zoológico de Chester (Inglaterra), la vaca elefante asiática Sheba tuvo una cría con un toro elefante africano llamado Jumbolino. Su cría se llamó Motty, que tenía rasgos de sus dos padres. Lamentablemente fue prematuro y murió de complicaciones estomacales dos semanas después, según el Dr. Derek Lyon, veterinario a cargo del zoológico de Chester durante el nacimiento de Motty.
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