Ahora, un año después de hacer la película, me he adaptado mucho mejor a la universidad. Pero veo la nueva hornada de estudiantes de primer año a mi alrededor y me imagino que muchos de ellos están pasando por la misma transición. Esto es lo que sé ahora y que me gustaría haberle dicho a mi yo más joven.
No puedes clonar a tus amigos del instituto
La idea de que mis amigos de la universidad deberían ser sustitutos de mis relaciones cercanas de casa: imposible. Una de las cosas buenas de ir a la universidad es la posibilidad de conocer a gente que no es la misma. Aprendí a valorar cada relación por su singularidad, por la perspectiva y las ideas diferentes que aportaban a mi vida. Al principio buscaba personas que me recordaran a mis amigos de casa, que desempeñaran en mi vida un papel similar al de ellos. Pero empecé a darme cuenta de que nadie puede sustituirlos ni reemplazarlos, lo cual fue extrañamente reconfortante y un alivio reconocerlo.
Las redes sociales no son la realidad
Tuve que minimizar mi tiempo en las redes sociales. Se convirtieron en una plataforma de comparación. Evalué cada foto que mis amigos publicaban, determinando si su universidad parecía más divertida que la mía, si habían hecho más amigos que yo, sólo justificaciones sin sentido para mi infelicidad. Fue reconfortante cuando viejos amigos se pusieron en contacto conmigo para decirme que se sentían identificados con el vídeo. Muchos de ellos eran personas que yo creía que se lo estaban pasando muy bien en la escuela. Las redes sociales refuerzan la idea de que siempre hay que disfrutar, de que es extraño no ser feliz y de que la vida es un flujo constante de buenas experiencias y momentos dignos de ser fotografiados. Me enseñé a mí misma que la experiencia universitaria de todo el mundo es diferente y, poco a poco, empecé a aceptar la singularidad de la mía.
Date tiempo para adaptarte
Las transiciones siempre son difíciles, independientemente de tu edad. Pero las expectativas sociales en torno a la universidad ejercen una presión abrumadora sobre los estudiantes para que se adapten sin problemas a su campus, sin reconocer realmente la dificultad de desarraigar tu vida y empezar de cero. Lo más difícil de decir a los estudiantes de primer año es que la aclimatación lleva tiempo, y «prosperar» aún más. Hacer amigos es un proceso activo, y todas las ideas preconcebidas con las que llegan los estudiantes universitarios pueden convertirlo en una experiencia derrotista. Comprende que tu soledad no es un fracaso, y que no estás ni mucho menos solo en este sentimiento. Abre tu mente y acepta las experiencias tal y como vienen. Vas a encontrar a tu gente.
Emery Bergmann es estudiante de segundo año en Cornell.