Puedes admitir que no lo sabes todo.
¡Admitir que no lo sabes todo es en realidad la buena noticia! Puedes respirar hondo porque tener siempre la razón es agotador.
Al intentar resolver los problemas de todo el mundo se crea un estrés innecesario que te aniquila en el proceso.
No tienes que dar consejos.
Esto puede parecer una tortura pero puedes apoyar sin dar consejos. En cambio, valida lo que se dice para demostrar que lo entiendes.
La mayoría de la gente quiere sentirse comprendida, no arreglada. Por eso, dar consejos puede irritar a las personas cuando sólo necesitan ser escuchadas.
Puedes quedarte en tu lado de la calle.
Saber soltar lo que no es tu responsabilidad es lo que define el desapego. Es cuando puedes dejar que otra persona tome sus propias decisiones sin intentar controlar el resultado. Si son un adulto funcional, deja que se ocupen de ello.
Si incluso pensar en dejar ir te pone ansioso, no estás solo. Dejar ir es una de las cosas más difíciles que harás en tu vida.
Haz clic aquí para leer 10 maneras de dejar ir a alguien que amas.
¡No siempre dices que sí!
Decir que no te hace más honesto en las relaciones. Cuando dices que sí todo el tiempo, el resentimiento inevitablemente se arrastra.
Realiza que decir no es un límite importante para tu autocuidado. En la recuperación de la codependencia, asumir el riesgo de decir no significa que tus necesidades cuentan. ¡Nadie ha muerto por decir no!
Puedes pedir lo que necesitas.
¡Pidiendo lo que necesitas tendrás una oportunidad de luchar por conseguirlo! Parte de la lucha codependiente se centra en hacerlo todo tú mismo y no pedir ayuda.
¡Tu superpoder es hacer malabares con muchas pelotas en el aire pero ninguna de ellas es tuya! La recuperación consiste en la moderación. Puedes seguir dando, pero no cuando te perjudica.