Así que has decidido invertir el dinero que tanto te ha costado ganar y ahora quieres evaluar si ha sido una decisión acertada. Para ello, necesita calcular el Alfa de su cartera.

Cómo calcular el Alfa de su cartera

Pero antes de meternos de lleno en el meollo de la fórmula del Alfa, definamos primero el Alfa.

¿Qué es el Alfa?

El Alfa o Índice de Jensen (inventado por Michael Jensen en la década de 1970) es un índice que se utiliza en algunos modelos financieros como el modelo de fijación de precios de los activos de capital (CAPM) para determinar el mayor rendimiento posible de una inversión con el menor riesgo.

En otras palabras, el Alfa mide el rendimiento de una inversión en comparación con su punto de referencia.

En finanzas, el índice de Jensen se utiliza para determinar el exceso de rendimiento requerido de una acción, valor o cartera. Utiliza una relación entre el riesgo y la rentabilidad (técnicamente llamada «línea de mercado de valores») como punto de referencia. El número que se obtiene muestra cuánto ha mejorado o empeorado una inversión en relación con su punto de referencia. Así, permite al inversor comprobar estadísticamente si la cartera ha producido un rendimiento anormal en relación con el mercado de capitales en general, es decir, si la habilidad del gestor ha añadido valor a un fondo sobre una base ajustada al riesgo. En pocas palabras, indica si las decisiones de inversión fueron buenas o malas.

Sin embargo, el Alfa de Jensen suscita algunos debates, ya que algunos economistas sostienen que la mayoría de los gestores no logran batir al mercado a largo plazo debido a la hipótesis del mercado eficiente y, por tanto, atribuyen el Alfa a la suerte en lugar de a las habilidades de los gestores de carteras.

¿Cómo funciona?

En términos matemáticos, el Alfa es la tasa de rendimiento que supera una expectativa financiera. Utilizaremos la fórmula del CAPM como ejemplo para ilustrar cómo funciona exactamente Alpha:

r = Rf + beta * (Rm – Rf ) + Alpha

Así pues,

Alpha = r – Rf – beta * (Rm – Rf )

donde:

r = la rentabilidad del valor o de la cartera
Rf = la tasa de rentabilidad libre de riesgo
beta = el riesgo sistémico de una cartera (la volatilidad del precio del valor o de la cartera en relación con el mercado en general)
Rm = la rentabilidad del mercado

Ahora vamos a echar un vistazo a tres escenarios diferentes de rendimiento del mercado acompañados de los diagramas. En todos los escenarios, el exceso de rentabilidad del fondo se traza contra el exceso de rentabilidad del mercado.

Primer escenario de mercado

El exceso de rentabilidad del fondo se traza contra el exceso de rentabilidad del mercado como se muestra arriba. La línea de regresión en el primer escenario tiene un intercepto positivo. Este es el rendimiento anormal.

Interpretación: los fondos (representados como puntos) por encima de la línea se han comportado mejor que el mercado.

Segundo escenario de mercado

El segundo escenario muestra lo que se conoce como market timing.

Si el gestor de la cartera sabe cuándo el mercado de valores está subiendo, se decantará por valores de alta beta. Si el gestor de la cartera sabe que el mercado está bajando, cambiará a valores de beta baja. En los valores de beta alta, estos valores subirán aún más que el mercado y en el caso de los valores de beta baja, estos valores bajarán menos que el mercado.

En este caso, Alfa es positivo, lo que indica un fuerte rendimiento.

Interpretación: Si se espera que la acción sea bajista, las acciones de beta baja producirán menores rendimientos pero también menores pérdidas, y viceversa cuando se anticipe que la acción se vuelva alcista.

Tercer escenario de mercado

El tercer escenario supone que el gestor del fondo tiene un excelente sentido de la sincronización con el mercado, ya que en este caso su cartera no tiene rendimientos negativos en absoluto.

En este caso, el fondo sube más que el mercado, sin embargo, la medida de Jensen/alfa, en este caso, es negativa. A pesar de que el gestor ha demostrado una gran capacidad de sincronización con el mercado, el criterio de evaluación del rendimiento revela que no está haciendo un trabajo superior, ya que el Alfa es negativo.

Interpretación: este es un ejemplo clásico en el que la interpretación del Alfa debe situarse en el contexto en el que opera un gestor de fondos.

En resumen, el Alfa puede ser una herramienta útil para estimar el rendimiento de una acción o de toda su cartera, sin embargo es importante mirarlo desde las perspectivas del mercado y de las tesis de inversión.

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