La tomografía computarizada (TC) del tórax se utiliza a menudo (1) y
frecuentemente es sugerida por los radiólogos para obtener imágenes del
parénquima pulmonar subyacente o del mediastino. Sin embargo, la TC sin contraste que se realiza a menudo en estas circunstancias suele mostrar el derrame y el tejido pulmonar subyacente colapsado y no sirve para evaluar los derrames pleurales y sólo confirma los hallazgos de una roentgenografía de tórax cuidadosamente estudiada. La TC con contraste (2) del tórax puede diferenciar entre causas selectas en
un pequeño grupo de pacientes cuando es utilizada por radiólogos experimentados, en un
centro altamente especializado donde son capaces de apreciar los detalles menores como el grosor pleural y los nódulos pleurales. La recomendación rutinaria de realizar una tomografía computarizada de tórax en la evaluación posterior de los derrames pleurales es inútil, y no aporta ningún beneficio al paciente, en comparación con una roentgenografía de tórax cuidadosamente estudiada, salvo el aumento del coste. Una toracocentesis diagnóstica es más eficaz y proporciona información clínicamente útil para la evaluación posterior de estos pacientes. Si se requiere una tomografía computarizada de
tórax, debe realizarse después de aspirar la
efusión para evaluar el parénquima pulmonar subyacente y otras estructuras.