La próxima década ofrece la esperanza de que se produzcan emocionantes avances en la investigación y el tratamiento médico de una gran variedad de enfermedades. Un área que está emergiendo rápidamente es el papel de la pérdida de volumen cerebral en la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune que afecta a 2,5 millones de personas en todo el mundo.
La atrofia cerebral, medida como pérdida de volumen cerebral en la resonancia magnética, se produce de forma natural con el envejecimiento, pero los pacientes con EM pierden volumen cerebral entre tres y cinco veces más rápido que las personas sin EM, comenzando en las primeras etapas clínicamente silenciosas de la enfermedad. En la EM, al igual que en otras enfermedades neurológicas debilitantes como el Alzheimer o el Parkinson, la atrofia se ha asociado con el deterioro cognitivo y la discapacidad, y cuanto más atrofia tenga un paciente con EM, peor será su discapacidad. Una vez perdido, el tejido cerebral no puede recuperarse.
Medir y evaluar los cambios en el volumen cerebral se está convirtiendo en una consideración cada vez más importante a la hora de monitorizar los efectos del tratamiento de la EM, y en la actualidad hay varios estudios que muestran cómo la pérdida de volumen cerebral puede ser uno de los mejores indicadores de la progresión de la discapacidad a largo plazo en la EM. Cada vez más, la investigación se centra en tratamientos que reduzcan la tasa de pérdida de volumen cerebral, y ahora hay terapias disponibles que muestran efectos prometedores sobre la pérdida de volumen cerebral.
Aquí en Novartis, el objetivo es cambiar la vida de las personas con esta devastadora enfermedad. Como parte de esto, Novartis se dedica a entender el proceso de la EM, y esto incluye la importancia de la atrofia cerebral. Novartis se compromete a desarrollar terapias y programas que aborden todos los aspectos de la enfermedad comprendiendo las necesidades no cubiertas de las personas con EM y también de la comunidad médica.