¿Qué es el accidente cerebrovascular pediátrico?
El accidente cerebrovascular pediátrico es una enfermedad rara que afecta a uno de cada 4.000 recién nacidos y a otros 2.000 niños mayores cada año. El ictus es un tipo de trastorno de los vasos sanguíneos (cerebrovascular). Los accidentes cerebrovasculares pueden clasificarse en isquémicos (causados por un flujo sanguíneo insuficiente) y hemorrágicos (causados por una hemorragia en el cerebro). Cuando un vaso sanguíneo del cerebro se lesiona, el tejido cerebral que lo rodea pierde el suministro de sangre y también sufre lesiones. Los tratamientos y el resultado a largo plazo en los niños son diferentes para cada tipo.
Al igual que en los adultos, sin un tratamiento rápido y adecuado, el ictus en los niños puede poner en peligro su vida y requiere atención médica inmediata. El ictus se encuentra entre las 10 principales causas de muerte en los niños. El ictus pediátrico también puede causar discapacidad neurológica, con riesgo de deterioro cognitivo y motor permanente a largo plazo.
Si sospecha que su hijo está sufriendo un ictus, llame al 911 INMEDIATAMENTE.
¿Cuáles son los signos y síntomas del ictus pediátrico?
El ictus en los niños suele comenzar de forma repentina. Los síntomas pueden incluir (pero no se limitan a) los siguientes:
- debilidad o entumecimiento en un lado del cuerpo
- habla arrastrada o dificultad con el lenguaje
- problemas de equilibrio o para caminar
- problemas de visión, como visión doble o pérdida de visión
- sustitución repentina o somnolencia
- convulsiones (movimiento rítmico inusual de uno o ambos lados del cuerpo)
¿Cuáles son los factores de riesgo del ictus pediátrico?
Las causas del ictus en los niños son diferentes a las de los adultos. Los factores de riesgo incluyen:
- enfermedades del corazón
- problemas con los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro
- trastornos de la coagulación de la sangre
- enfermedad de las células falciformes
Diagnóstico del ictus pediátrico
Cuando un niño experimenta síntomas que pueden indicar un ictus, la evaluación rápida y completa por parte de un pediatra o neurólogo es esencial para iniciar el tratamiento rápidamente y disminuir el riesgo de problemas a largo plazo.
Los estudios de imagen del cerebro y los vasos sanguíneos, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), son esenciales para el diagnóstico.
Las pruebas adicionales para encontrar la causa del ictus pueden incluir:
- angiograma por catéter (se introduce un tubo fino y flexible en los vasos sanguíneos, se inyecta un contraste y se utilizan rayos X para tomar imágenes de las arterias y venas del cerebro)
- ecocardiograma (una ecografía del corazón)
- análisis de sangre para detectar trastornos de la coagulación
Es posible que su hijo tenga que acudir a otros especialistas para ayudar a identificar la causa del ictus, incluyendo médicos de cuidados intensivos, hematólogos (especialistas en trastornos sanguíneos), neurólogos, neurocirujanos, radiólogos intervencionistas y médicos rehabilitadores (especialistas en rehabilitación para recuperar la función después del ictus).
Tratamiento pediátrico del ictus
En las primeras fases de un ictus, el tratamiento de su hijo se centra en favorecer el flujo sanguíneo al cerebro. El tratamiento puede ser una combinación de lo siguiente:
Terapia médica: Su hijo puede recibir aspirina u otros anticoagulantes y vitaminas especiales. Los niños con anemia drepanocítica y accidente cerebrovascular pueden ser tratados con hidroxiurea, terapia transfusional o ambas. Si el ictus está provocando convulsiones, es posible que su hijo necesite también medicación anticonvulsiva.
Los medicamentos «anticoagulantes» utilizados con éxito en adultos aún no han sido aprobados para su uso en niños, pero pueden considerarse en determinadas situaciones.
Neurorradiología intervencionista: Si su hijo tiene conexiones anormales en los vasos sanguíneos que alimentan el cerebro (malformación arteriovenosa) o vasos sanguíneos con paredes debilitadas que pueden abultarse y desgarrarse (aneurisma), el médico puede colocar un catéter dentro del vaso sanguíneo afectado para ayudar a reparar la zona anormal. En algunas situaciones, se puede utilizar un catéter para eliminar grandes coágulos en los vasos sanguíneos y ayudar a restablecer el flujo sanguíneo esencial al cerebro. Estos procedimientos de neurorradiología intervencionista se realizan con un catéter que se introduce en un vaso sanguíneo del brazo o la pierna y se guía hasta los vasos sanguíneos del cerebro.
Cirugía: Un procedimiento quirúrgico puede ser apropiado para ciertos tipos de ictus y otros trastornos cerebrovasculares. El tipo de cirugía necesaria depende de la causa del ictus. La cirugía para extirpar un trozo de hueso (craniectomía) puede ser necesaria en casos de inflamación cerebral grave. Algunas otras cirugías para el ictus incluyen el cierre de vasos sanguíneos anómalos, la extirpación de zonas anómalas del cerebro y el redireccionamiento de los vasos sanguíneos para ayudar a suministrar sangre a las zonas lesionadas.
Recuperación del ictus pediátrico
El seguimiento es extremadamente importante. Una vez estabilizado su hijo, el equipo médico trabajará con usted para crear un plan continuo para evaluar la función de su hijo y optimizar la recuperación.
Dependiendo de la zona del cerebro en la que se haya producido el ictus, su hijo puede experimentar dificultades para caminar, ver, hablar o leer, a veces con un lado del cuerpo más afectado que el otro. El ictus puede provocar un trastorno convulsivo o afectar al pensamiento o las emociones de su hijo.
En general, el cerebro en crecimiento de un niño tiene más posibilidades de recuperarse de un ictus que el de un adulto. Un diagnóstico y tratamiento rápidos pueden minimizar el riesgo de problemas duraderos, y una rehabilitación temprana puede ayudar a maximizar la recuperación.