A medida que los niños empiezan a crecer y a asimilar el mundo que les rodea, experimentar la naturaleza y el aire libre es una maravillosa herramienta educativa, así como un medio para desarrollar tanto su personalidad como su espíritu imaginativo.

Hay mucha literatura disponible en Internet sobre cómo la equitación es beneficiosa para los niños con dificultades de comportamiento y aprendizaje; cómo el vínculo que se crea entre el caballo y el niño es una asociación preciosa que no puede ser replicada. Y todo esto es completamente cierto, pero también queremos promover el valor de la equitación para todos los niños, no sólo para los que tienen dificultades en la escuela y en situaciones sociales.

Aprender a montar a caballo -y disfrutar de la emoción de hacerlo- es una forma espectacular de involucrar a los niños en el mundo fuera de su habitación o de la pantalla de televisión. Para demostrarlo, hemos recopilado una lista de cinco de nuestras razones favoritas por las que su hijo podría, y debería, aprender a montar a caballo.

Promueve la salud y la forma física

La salud física y la forma física es algo de lo que oímos hablar constantemente en las noticias, ya que el Reino Unido alberga actualmente el mayor porcentaje de jóvenes obesos que jamás hemos tenido en este país. Cualquier tipo de actividad física hace maravillas para el cuerpo, y la equitación no es diferente, ya que hace que los niños salgan al aire libre y les anima a involucrar sus cuerpos y su fuerza central para trabajar al ritmo de los movimientos del caballo.

La equitación también promueve la coordinación mano-ojo y enseña a los niños sobre la movilidad y la agilidad, inculcando en ellos hábitos saludables y asociaciones físicas – si el caballo es feliz y saludable entonces se moverá bien.

Mejora las habilidades sociales y construye relaciones

Una mayor vida social es uno de los beneficios clave de la equitación, siendo la comunidad hípica conocida por los paseos sociables, los hermosos viajes panorámicos y las conversaciones en los corrales. Los niños tienen la oportunidad de hacer nuevos amigos siempre que emprenden una nueva afición, y montar a caballo les permitirá no sólo hacer nuevos amigos entre sus compañeros, sino también desarrollar un vínculo con el propio caballo.

Los caballos confían en su jinete para la dirección no verbal y miran al jinete como su líder, lo que puede animar incluso a los niños más tímidos a salir de su caparazón y abrirse, desarrollando así un vínculo con su animal.

Entrena la autodisciplina y la resolución de problemas

La autodisciplina y el control son dos beneficios clave de la equitación, ya que la experiencia de principio a fin se basa en la concentración, la comprensión y un temperamento tranquilo. Esto, a su vez, puede aumentar la paciencia y el respeto del niño, lo que puede repercutir en otras áreas de su vida, incluyendo su vida familiar y en el aula.

La equitación también puede mejorar la capacidad de un niño para resolver problemas y manejar situaciones de la vida real, lo que, de nuevo, sólo puede tener un efecto positivo en su aprendizaje escolar. A medida que aprenden el valor de una asociación sólida, empiezan a experimentar y a acostumbrarse al trabajo en equipo; una habilidad a la que volverán muchas veces a lo largo de su vida.

Aumenta la confianza en uno mismo y el bienestar

Aprender a montar a caballo puede suponer una verdadera inyección de confianza para los niños de todas las edades, ya que les demuestra que pueden lograr algo real, incluso cuando ese «algo» parece inicialmente una criatura gigante a la que pueden tener un poco de miedo. Se trata de una experiencia que fortalece a los seres humanos, tanto a los mayores como a los más jóvenes, pero que es especialmente beneficiosa para los niños, ya que les sitúa en una posición de confianza y poder, desarrollando así sus habilidades de liderazgo y responsabilidad.

Al aprender estas habilidades para la vida en la seguridad de un patio de caballos, los niños están expuestos a las posibilidades de error humano, pero en la segura compañía de un caballo. Mientras que muchos niños se sienten avergonzados cuando derraman algo o dicen algo incorrecto en la escuela, el corral es un lugar donde pueden cometer estos errores humanos sin que nadie los juzgue.

El caballo se convierte en un compañero y permite al niño desarrollar su confianza sin que sus compañeros estén cerca para derribarla.

¡Es divertido!

Los niños de hoy en día están rodeados de juegos de ordenador y distracciones digitales – qué mejor manera de eliminar todo esto durante una o dos horas, que cogiendo su almohadilla de silla de montar favorita y subiendo a lomos de un caballo y sumergiéndolos en la naturaleza. Ya nos lo agradecerán después.

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